El alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, ha asegurado, en relación al comienzo de los trabajos de poda del ficus de San Jacinto previos a su tala, que este martes es «un día triste», al tiempo que ha subrayado que «nadie deseaba llegar a esta situación, pero compartimos la preocupación de la iglesia y respetamos su decisión técnica dado el gran riesgo para los viandantes y la estructura» del templo, en cuyo recinto está ubicado el ejemplar centenario.
En varios mensajes publicados en sus redes sociales consultadas por Europa Press, el primer edil ha remarcado que, en este caso, «la seguridad es prioritaria». Sobre este particular --hace algo más de un año, el desplome de una rama hirió a seis personas, tres de las cuales requirieron hospitalización--, Muñoz ha apuntado que el ejemplar está situado en «un tramo de San Jacinto con mucha afluencia de peatones y es zona de paso tanto para el colegio, con cientos de niños, como para la iglesia, a la que entran muchas personas todos los días».
Se trata, ha apostillado, de una «decisión difícil y triste para la ciudad y el barrio». El párroco de la iglesia de San Jacinto, Javier Rodríguez, ha asegurado en declaraciones a Europa Press que, «de momento», lo que se está haciendo es una poda del ficus --de la que ha alertado la plataforma Salva tus árboles en sus redes sociales-- y ha confirmado que «sintiéndolo en el alma, hay que tomar una decisión drástica», justificando la tala del ejemplar en que «lo más importante es la seguridad de las personas y del templo».
Los gastos derivados de la tala y los trabajos previos a la misma corren a cargo de la parroquia, costes que «van a ser cuantiosos» y que serán detallados en las próximas semanas por Rodríguez para que «se sepa» cuál es la situación y los «males» que «está causando» el ficus, según las declaraciones del párroco, que ha pedido comprensión a las entidades ciudadanas que se están concentrando estos días para exigir que se conserve el ejemplar.
El párroco ha recordado los informes propios y municipales que apuntan a la «necesidad de talar» el citado árbol, documentación que fue trasladada a la Comisión de Patrimonio Histórico de Sevilla para que comprobara cómo está afectando el ficus tanto al Bien de Interés Cultural (BIC) que constituye la Iglesia de San Jacinto «como a los viandantes».
La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, adscrita a la Consejería de Cultura, apostó por que fueran «especialistas» los que fijasen «el alcance» de las medidas a aplicar a este árbol, es decir, quienes las definiesen. Finalmente, y previa petición del apeo por parte de la parroquia dueña del ficus por estar en sus terrenos, la Gerencia de Urbanismo concedió la licencia de apeo o tala.
La Gerencia analizó, en su momento, tanto la solicitud de tala como el informe sobre la afección del árbol en la parroquia, así como el informe de Parques y Jardines en respuesta a la solicitud hecha por la propia administración local sobre la «viabilidad» de mantener el ejemplar.
Sobre este último punto, el informe municipal señalaba que «siempre y cuando se tomen medidas de conservación, no sería necesario el apeo», toda vez que esas medidas de conservación recaen en el titular o propietario del BIC, que es la propia parroquia.