Asociaciones del pequeño comercio y de las grandes empresas de distribución de la Comunitat Valenciana encaran con «responsabilidad» y «naturalidad» las nuevas medidas de ahorro energético que tienen que implementar los establecimientos desde el miércoles, y ya están apagando sus escaparates a las 22 horas y ajustando los aires acondicionados de sus espacios.
Aunque coinciden en que ha habido «desinformación», explican que las dudas se van despejando y los establecimientos se están adaptando a la norma que dicta el real decreto aprobado por el Gobierno.
Este miércoles entraron en vigor las primeras medidas del plan de ahorro energético: limitar a 27 grados el uso del aire acondicionado en verano --salvo excepciones para proteger las condiciones de los trabajadores-- y a 19 grados la calefacción en invierno en edificios públicos, espacios comerciales y grandes almacenes, infraestructuras de transporte (aeropuertos y estaciones de tren y autobús), espacios culturales y hoteles, así como apagar las luces de escaparates y edificios públicos que estén desocupados a partir de las 22.00 horas.
Un día después, el presidente de Unió Gremial, Juan Motilla, ha indicado a Europa Press que el pequeño comercio está «adaptándose» a las nuevas medidas y las encara con «responsabilidad» y la voluntad de poner «su grano de arena». «El comercio responsable estamos trabajando ya sobre la Agenda 2030 y esto lo está acelerando», ha puesto en valor, y ha añadido que la mayor parte ya había implementado acciones para el ahorro, también debido a la elevada factura de la luz.
No obstante, Motilla echa en falta «claridad en las normas que dicta la administración», en cuanto a determinados «matices» sobre su aplicación. Aunque algunas acciones como apagar las luces son «sencillas», otras como el cierre automático de puertas, obligatorio a partir del 30 de septiembre, generan dudas. En concreto sobre si es suficiente con instalar un muelle o se debe adquirir una puerta automática, que resulta mucho más costosa para el pequeño comercio.
"articular las ayudas necesarias"
«Hay que dejar bien claro al comercio y a la hostelería las medidas que han de tomar, y si conlleva un desembolso económico, estaría bien que la administración articulara las ayudas necesarias para llevar a cabo esa transformación», ha comentado, al tiempo que ha recalcado que «lo más complicado es la adecuación, el dinero», tras años muy difíciles primero por la pandemia y después por la crisis energética. A su juicio, es pronto para saber si las medidas tendrán consecuencias en la decisión de compra de los usuarios.
El presidente de Unió Gremial ha reconocido que hay «cierta controversia» entre los empresarios sobre los límites de temperatura, con complicaciones técnicas para lograr un «equilibrio térmico» en establecimientos con lineales o en restaurantes en los que las cocinas están muy cerca de los comedores y otros «matices que la administración poco a poco irá corrigiendo».
"mismas normas de juego para todos"
Asimismo, ha puesto el foco en la importancia que tiene, para el comercio local, que la responsabilidad sobre el ahorro energético recaiga en «todos los sectores que compiten entre ellos», y ha puesto el foco en el consumo de combustibles en las cadenas de distribución y de venta a domicilio. Así, ha pedido «las mismas normas de juego» para todos.
También ha hecho hincapié en la necesidad de solventar cuestiones «estructurales» en los establecimientos y ha abogado por los planes de ahorro energético específicos y personalizados que atienden a las particularidades de cada negocio.
A pesar de que observa cierta «desinformación» y «dudas», ha explicado que los empresarios sí conocen las medidas que deben aplicar por el momento y que, en el caso de Unió Gremial, está en contacto diario con la Dirección General de Comercio y comunica toda la información a los asociados.
"la forma de trabajar ha cambiado poco"
Por otro lado, el presidente en la Comunitat de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), Joaquín Cerveró, ha afirmado que este sector está viviendo con «bastante naturalidad» la entrada en vigor de las medidas, y que «la forma de trabajar ha cambiado bien poco».
Además, ha destacado que la afluencia en las tiendas y las dinámicas comerciales siguen siendo las mismas que antes de la aplicación de las medidas, y que ha habido por tanto «más ruido» que consecuencias.
Respecto al «elemento más llamativo que era la limitación de temperatura», «prácticamente la mayor parte de las tiendas siguen a las temperaturas que estaban», a unos 25 grados, por tratarse de centros de trabajo ligero en virtud del Real Decreto 486/1997 de disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo. «Prácticamente no se ha notado en el día a día de la tienda, seguimos funcionando con normalidad», ha destacado.
Asimismo, el apagado de escaparates se está «cumpliendo» a las 22 horas y el sector ya se prepara el resto de medidas que entrarán en funcionamiento más adelante, como la de la cartelería informativa, que se está diseñando ya en «la mayoría» de los casos.
En cuanto a las dudas sobre los detalles de la aplicación del decreto, Joaquín Cerveró ha explicado que «se van aclarando sobre la marcha» y cree que «habría hecho falta más información o contacto previo con los sectores afectados por parte de la administración», que además podrían haber aportado su experiencia y sugerencias para abordar el ahorro energético «entre todos» y «haber enriquecido» una norma que cree que se ha aprobado de forma «precipitada».
«Ya estábamos concienciados en el ahorro energético, no solo por sensibilidad ambiental o reputación, también por razón de costes», ya que la factura energética para las grandes superficies ha experimentado un «crecimiento brutal» en los últimos meses.
Monumentos de valència apagados
Más allá del comercio, en València, los principales monumentos han adelantado su apagado, entre ellos las torres de Serranos y de Quart, la fachada del Ayuntamiento, la Porta de la Mar, las dos esculturas de Eduard Boscà y avenida de França (Lectura y Parotet), la Dama Ibérica o el entorno de la catedral.
Desde el Ayuntamiento de València explican que la medida «supone en términos energéticos y económicos un ahorro muy residual», ya que el coste anual de iluminar las fachadas de los monumentos principales de la ciudad se sitúa en torno a los 13.000 euros. En ese sentido, comparan el ahorro con el del plan de eficiencia energética que desarrolla el consistorio desde la anterior legislatura, «con casi 9 millones de ahorro en lo económico y más de un tercio de ahorro en el consumo energético».