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«En verano, la deshidratación puede favorecer piedras y dolor de riñones: hay que beber de dos a tres litros de agua cada día»

El Dr. Raúl García, responsable del Servicio de Nefrología y Diálisis de Juaneda Hospitales, señala las claves para prevenir los problemas renales

El Dr. Raúl García, nefrólogo y responsable del Servicio de Nefrología y Diálisis de Juaneda Hospitales.

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«En verano, la deshidratación puede ser causa de dolor de riñones por piedras u otras causas: hay que beber de dos a tres litros de agua cada día». El Dr. Raúl García señala las claves para prevenir los problemas renales que, especialmente en verano, pasan por controlar la ingesta del agua, evitar determinados alimentos y controlar ciertos medicamentos. «Puede ser normal que en verano los riñones duelan, ya que las altas temperaturas pueden producir deshidratación e incluso tener un cólico renal; podemos notar la sensación de que falta agua y duelen los riñones, porque se forman pequeños cálculos o litiasis», explica el Dr. Raúl García, nefrólogo y responsable del Servicio de Nefrología y Diálisis de Juaneda Hospitales.

Además, es frecuente «que muchos pacientes confundan dolor de riñones con dolor de espalda, de hecho es uno de los motivos de consulta más frecuentes». Lo primero que hay que tener en cuenta es dónde están los riñones, «en la parte central de la espalda, más arriba de la cintura, mientras que el dolor lumbar es en la parte baja». «El dolor de riñones —continúa el Dr. Raúl García— es más agudo, a veces irradia hacia la parte interior e interna del abdomen, mientras que el dolor lumbar se va normalmente por la parte posterior de la pierna. Son dolores completamente diferentes, aunque mucha gente los confunda. El dolor lumbar empeora con el movimiento, el dolor renal empeora al orinar».

«Pueden doler al orinar o si se lleva mucho tiempo sin, se orina y se alivia» y también —sigue aclarando el especialista— «el dolor de riñones es diferente al de la cistitis, que es bajo, se manifiesta en las zonas pelviana e inguinal y aumenta al orinar. El dolor de riñones se irradia de la parte posterior de la espalda y va por los costados hacia delante».

Este dolor de riñones y otras afecciones renales pueden verse condicionadas por las altas temperaturas que, además, se presentan durante periodos cada vez más prolongados a lo largo del año. Un factor de riesgo para la patología renal, a tener en cuenta en épocas de calor, «es fundamentalmente comer con mucha sal», explica el Dr. Raúl García.

También es un factor de riesgo «no ajustar la ingesta del agua al medio en el que nos movemos» teniendo en cuenta que dado que hace mucho calor «si no bebemos suficiente agua nuestros riñones se van a deshidratar y van a tener que trabajar más», pero teniendo en cuenta que cuantos menos minerales tiene el agua, menos peligro tiene. «El agua de mineralización débil —explica el especialista— obliga menos al riñón a trabajar, evitando la producción de una serie de hormonas que nos van a causar efectos secundarios». También «el agua de baja mineralización nos facilitará eliminar nuestros residuos porque aporta menos» y además «tendrá un contenido bajo de sodio, que es un enemigo del riñón. El sodio (presente en la sal de mesa) obliga al riñón a trabajar más, hace que suba la tensión y produce una serie de efectos secundarios nocivos y desagradables». El agua de baja mineralización ofrece además la ventaja de que «para el gusto de muchas personas sabe mejor que la que tiene alta concentración de minerales».

El Dr. Raúl García Nefrólogo de Juaneda Hospitales, desaconseja beber agua del grifo en algunos casos: «Normalmente no es aconsejable en los enfermos renales, siempre se les recomienda que beban agua de mineralización leve embotellada». En un paciente general «se podría beber agua del grifo si se tiene un descalcificador y, además, una ósmosis».

En cualquier caso hay que beber cada día entre dos y tres litros, siempre que la persona quiera estar bien hidratada, aunque hay que tener en cuenta el estado de salud de cada uno, dado que hay pacientes renales que prácticamente no pueden beber. Beber esos dos o tres litros «es difícil —admite el médico— si no se tiene sensación de sed».

Esa falta de sensación de sed es más acusada en las personas mayores y en las jóvenes, por lo que en esas etapas de la vida habrá que estar más pendiente de hidratarse correctamente. «La gente de mediana edad tiene más consciencia de que tiene que beber agua porque tiene más sed, cosa que no sucede en las edades más extremas», explica el nefrólogo.

Las nuevas tecnologías ayudan a mantener la hidratación: «Me parece buena idea llevar siempre una botella con agua, pero es que ahora hay envases conectados por bluetooth al móvil, que avisan cuando ha pasado un tiempo, de que tienes que beber agua», lo que facilita esta hidratación en personas más reticentes a acordarse de beber agua.

Entre los factores de riesgo hay que tener en cuenta los genéticos, que son importantes, pero también los evitables, como es la obesidad. «El sobrepeso —explica el Dr. García— es un gran enemigo del riñón porque le obliga a trabar en exceso». Otros factores de riesgo controlables son «beber poco, determinados alimentos y determinados medicamentos». Para proteger los riñones «hay que reducir la ingesta de carnes rojas, el consumo de alcohol, de grasas saturadas, es decir, una serie de medidas que se recomiendan con carácter general, pero que de no ser tenidas en cuenta pueden tener un impacto negativo independiente sobre el riñón». También hay que tener en cuenta determinados medicamentos: «Los antiinflamatorios, como el ibuprofeno o el enantyum, cuando se usan durante un periodo de tiempo determinado, no ocasionan problemas, pero de manera general y como analgésicos habituales no es recomendable su consumo», algo que tiene, entre otros, efectos nocivos sobre los riñones cuando se produce un abuso, cosa que es muy frecuente.

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