La primavera está a la vuelta de la esquina. Para quienes sufren de alergias, esta no es una buena noticia. De hecho, muchos ya han empezado a sufrir las primeras manifestaciones y cuadros típicos de alergias, con rinitis y otras molestias respiratorias.
La alergia típica estacional se produce a fines del invierno y hasta mediados de la primavera. El principal responsable es el polen y los síntomas más frecuentes son picor y lagrimeo en los ojos, secreciones en la nariz y molestias en la garganta, además de dificultades para respirar, producto de la mayor congestión de las vías superiores. Los síntomas pueden ser leves pero también severos, por eso es importante en este último caso, acudir a un especialista.
Estos cuadros empiezan con la floración de los árboles y plantas y se hacen más intensos en días en que hay mucho viento, generando una mayor propagación del polen en el aire.
Entre las medidas que pueden tomarse para aminorar los efectos de las alergias respiratorias, podemos señalar las siguientes:
1. Evitar el contacto directo con el polen y usar lentes si se sale al exterior.
2. Ventilar su casa a media mañana entre cinco y diez minutos.Hay que evitar hacerlo muy temprano o en la noche, porque se concentran los niveles de polen en el ambiente.
3. Lavar la ropa de cama en forma periódica al igual que las cortinas.
4. Evitar sacudir las sábanas al hacer la cama para no liberar más polvo.
5. Limpiar las superficies con paños húmedos, y aspirar las alfombras, evitando utilizar escobas o plumeros ya que generan polvo en suspensión.
6. Limitar la práctica de deporte al aire libre si se padece de cuadros alérgicos.
7. Si va en un vehículo, permanecer con las ventanas cerradas.
8. Al volver a casa, cámbiese de ropa y lávese bien la cara y las manos si se estuvo en contacto con mucho polen en la calle.
9. No fumar, ya que el humo del tabaco agrava los síntomas alérgicos al irritar las mucosas de las vías respiratorias.
10. Realizar un adecuado mantenimiento de los aparatos de aire acondicionado.
Hay que tener en cuenta que para detectar a qué es alérgica una persona es necesario
conocer su historia clínica, esto es, las situaciones en que se desencadena la respuesta alérgica. El diagnóstico se realiza mediante test cutáneos y de sangre y los tratamientos suelen incluir medicamentos orales e inhalatorios.