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La báscula de biometría de Juaneda Hospitales calcula porcentajes de grasa, agua y músculo y avisa del riesgo de enfermedades asociadas

Alejandra Pou, dietista y nutricionista de Clínica Juaneda, apuesta por conocer la composición corporal de cada paciente para evaluar su evolución

Alejandra Pou, nutricionista, ante los resultados del análisis de los datos de la báscula de biometría.

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El servicio de Dietética y Nutrición de Clínica Juaneda, en Juaneda Hospitales, cuenta con una báscula de biometría o composición corporal, una moderna tecnología que no se limita a pesar al paciente, sino que con un sistema de sensores y un software especial calcula la grasa presente en los tejidos y en los órganos, con lo que permite un diseño personalizado de las necesidades nutricionales y avisa del posible riesgo de enfermedades asociadas.

«A la báscula que tenemos en casa —explica Alejandra Pou, especialista en Dietética y Nutrición de Juaneda Hospitales— nos subimos y solo nos indica un número; pero nuestro cuerpo está formado por agua, por grasa, por músculo, por órganos, por tejidos…La báscula de biometría mide la proporción de esos componentes, mediante unos electrodos que analizan cómo pasa una corriente a través del cuerpo».

La báscula, además de medir el peso corporal, «nos indica la proporción de agua y de grasa, si hay riesgo de sarcopenia (pérdida de masa muscular masiva en algunos pacientes, como aquellos que llevan hospitalizados mucho tiempo, y que como no se mueven tienen ese riesgo en mayor medida); mide también un factor muy importante, como es el porcentaje de agua, algo de lo que una báscula tradicional no nos informaría».

La nutricionista junto a una paciente sobre la báscula de biometría.

La báscula de biometría «es una báscula normal, en la que te puedes pesar con o sin ropa, en la que el paciente está conectado a cuatro sensores, en pies y brazos, por los que pasa una corriente eléctrica (de baja potencia, hasta el punto de que es imperceptible) que en relación al tiempo que tarde en atravesar la grasa y el músculo, y de acuerdo a datos como sexo, peso, edad o altura, realiza unos cálculos».

«Estos valores —añade la nutricionista— son analizados mediante un software especial que realiza un cálculo específico de las proporciones de agua, grasa y músculo» lo cual es de suma utilidad, tanto para valorar riesgos de patologías asociadas a la obesidad, como para saber cómo va evolucionando el paciente: «Vemos personas que cambian de hábitos, hacen deporte y ganan peso, pero puede que sea porque han ganado músculo, no grasa».

«También es posible —continúa explicando— que un paciente pierda grasa por la nueva alimentación que sigue, pero también pierda músculo, cosa que no nos interesa que suceda. Mediante la báscula de biometría podemos conocer éstos y muchos otros datos sobre la evolución de cada caso. Hay que tener en cuenta que la naturaleza del peso es muy relativa, ya que lo que hemos de ver es si la composición corporal es óptima o no».

Sensores y sistemas de control de la báscula de biometría.

La nutricionista de Juaneda Hospitales destaca la importancia «de no ser 'peso-centristas», no obsesionarnos con el peso, sino ver un poco más allá, es decir, ver que se están mejorando hábitos, como añadir más fruta o más verdura en nuestro día a día, que nos hidratamos más (¡mucha gente se olvida de beber agua!), todo lo cual afecta a la obesidad, a la energía, a la piel y a un sin número de factores corporales».

Uno de los elementos que esta bascula ayuda a medir es la peligrosa presencia de grasa entre los órganos: «La báscula de biometría es muy específica y nos da información de la grasa visceral, la que rodea los órganos y que se ha relacionado como factor de riesgo de patología cardiovascular, diabetes y/o algunos tipos de cáncer» y se manifiesta externamente «como una barriga no solo prominente, sino que además está dura ».

La nutricionista diferencia «esas barrigas en las que se puede coger el michelín, frente a estas otras, más difíciles de 'pellizcar', más duras porque hay esa grasa visceral y una inflamación, lo que genera un mayor riesgo para la salud». La báscula de biometría detecta y mide el grado de grasa visceral, valora si es leve o elevado y puede avisar de la necesidad de consultar con otro especialista para descartar enfermedades asociadas o su riesgo».

Para realizarse una prueba en la báscula de biometría hay que estar en ayunas de comida y bebida desde dos horas antes y tampoco haber realizado ejercicio físico en el periodo anterior, recomendaciones que la nutricionista hará entre otras (como pesarse siempre a la misma hora) de forma precisa en la consulta previa, al objeto de que las mediciones y análisis de datos sean completamente precisos y no se vean enmascarados.

Con los datos obtenidos la nutricionista puede evaluar «la energía que necesita cada cuerpo, porque avisa del metabolismo basal, de los requerimientos energéticos de cada paciente». Con esos datos «se puede elaborar el menú, determinar qué alimentos necesita en ese momento, adaptar las vitaminas y minerales, las proteínas (en las que ocasiones se excede, ya que el cuerpo tolerar una cantidad determinada sin afectar al riñón)».

Con estos datos y en general con los que obtiene por otros medios, la nutricionista de Juaneda Hospitales trabaja «en equipo con médicos endocrinos, digestivos, con entrenadores y psicólogos», ya que «al final todo está muy relacionado y depende mucho lo que comemos y la actividad que desarrollemos en tener una buena salud», concluye Alejandra Pou, especialista en Nutrición y Dietética de Juaneda Hospitales.

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