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El abuso de las pantallas mancha, deshidrata y envejece la piel

Los profesionales recomiendan el uso de fotoprotector a quien se pase horas delante

Hay cremas preventivas que ejercen de barrera para la luz azul. | MICHAELA ZOLAKOVA

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Más arrugas, más pigmentación e incluso deshidratación de la piel. El abuso de las pantallas, ya sea de móvil, de tablet, de ordenador o por la televisión no sólo puede ser nocivo para la vista o para facilitar el descanso, también hay evidencia científica de sus efectos sobre el envejecimiento temprano de la piel. «Una exposición prolongada a la luz azul de estos dispositivos puede llevar a producir daños porque penetra más que la ultravioleta del sol, aunque por su longitud de onda daña menos», explica la dermatóloga del hospital Son Espases, Inés Gracia.

Esta penetración a un nivel más profundo «puede producir un envejecimiento prematuro porque aumenta la producción de radicales libres, que son moléculas precancerígenas, que van alterando las mutaciones de las células», prosigue la experta. Desde hace ya años existe la evidencia científica de un envejecimiento prematuro debido a esta acumulación de mutaciones, independientemente de la edad, pues como se sabe la piel es un órgano con memoria.

«La luz azul promueve la aparición de arrugas y de manchas porque activa los melanocitos y aumenta así la producción de la melanina», explica la doctora Gracia. Por otra parte, «también se ha visto que deshidrata la piel porque disminuye las proteínas chaperonas», añade. Sin embargo hay que tener en cuenta que los posibles daños de esta luz se deben, en cualquier caso, a una exposición prolongada. «No se sabe cuántas a ciencia cierta pero sí que 48 horas seguidas tiene capacidad para producir manchas en la piel», argumenta la especialista.

Otro de los efectos del abuso de las pantallas, aunque quizás sea el menos común porque al menos en Son Espases se ve poco, es el melasma, que son unas manchas marrones que típicamente aparecen en chicas en las mejillas, la frente o el labio superior y que «se han activado por una exposición crónica a las pantallas, no sólo por la solar».

Fotoprotectores

Así pues, tanto la doctora Gracias como los expertos en general recomiendan, en un momento dado, el uso de fotoprotectores físicos, que «hacen que la luz se quede en la superficie y no la dejan penetrar», sobre todo para aquellas personas que trabajan frente al ordenador o que por algún motivo pasan un tiempo excesivo frente las pantallas.

Normalmente las físicas, que se llaman también minerales o solares, son las cremas recomendadas para niños. Su efecto es de barrera, son de una textura más pastosa, reflejan la luz y son útiles para la luz azul. En este sentido cabe diferenciar estos fotoprotectores físicos de los químicos. Estos últimos, absorben los rayos ultravioleta y, a través de una reacción química, los descomponen para evitar daños, pero «la mayoría no sirven» para la luz azul.

La industria está tan evolucionada en este aspecto que, sin que la mayoría de la población sea todavía consciente de los efectos de la luz azul, en gran parte de los supermercados ya pueden encontrarse cremas específicas para prevenirlos. Sin embargo, explica esta especialista de Son Espases que lo más efectivo es reducir el consumo de pantallas.

Problemas de sueño, tendencia a la obesidad, dolor de cabeza, alteraciones oculares... Son otros de los efectos nocivos de un uso excesivo. En niños, además, puede conllevar retrasos en el aprendizaje o tener efectos psicológicos o de cansancio. «En general no hay que exponerse tanto y si es por causa mayor, al menos hay que usar fotoprotección física porque ayuda», concluye.

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