Cada vez más resulta complicado hablar de turismo en Mallorca sin que surjan debates intensos. ¿Queremos más visitantes o menos? ¿Cómo equilibramos el impacto económico con el ambiental y social? ¿Hacia dónde va nuestro modelo turístico? Preguntas que llevan años en un eterno debate, pero que en 2025 requieren, más que nunca, respuestas, compromiso y soluciones.
Como empresaria del sector hotelero y, sobre todo, como mallorquina, me preocupa el presente y futuro de esta isla que tanto apreciamos y cuidamos. Mallorca tiene una belleza única, un carácter especial y un sector turístico que ha sabido reinventarse muchas veces ante situaciones o retos complicados. Pero, ¿estamos preparados para afrontar los nuevos desafíos que vienen? Desde mi experiencia en Garden Hotels, quiero compartir algunas reflexiones sobre lo que, en mi opinión, debería ser el camino a seguir, si queremos continuar esta historia de éxito.
El paradigma del crecimiento
Durante décadas, el turismo en Mallorca se ha basado en un crecimiento exponencial que parecía no tener límites, pero ¿realmente la pregunta a formular hoy es si más turistas significa mejor producto turístico? En Garden Hotels, ya sabemos que la apuesta por la calidad y ofrecer una experiencia más auténtica, personal y responsable tiene una respuesta positiva desde el mercado, sobre todo en un momento como el actual.
El proceso no solo abarca la reforma o adecuación de hoteles, sino que implica entender qué tipo de turismo queremos atraer: un visitante que valore el entorno, la gastronomía local, la cultura y que deje un impacto positivo. Y, por supuesto, esto no depende solo de nuestro sector, ya que hace falta una estrategia de carácter transversal que implique la involucración de otros actores como empresas privadas, administraciones y residentes para definir qué Mallorca queremos en el futuro.
Sostenibilidad, un compromiso
La sostenibilidad ya no es un deseo, es una necesidad que tenemos que asumir en el día a día de un entorno tan frágil como es una isla. En Garden Hotels, fuimos pioneros cuando ni la opinión pública ni agentes públicos o privados habían apostado por la economía circular y hoy, confirmamos ese compromiso siendo la primera cadena hotelera en Europa en renovar la certificación AENOR en esta materia.
Cuidar el entorno no solo es lo correcto, sino que también es rentable. Los clientes lo entienden y valoran, los trabajadores se sienten más orgullosos de lo que hacen y, al final, el negocio funciona mejor. Lo que necesitamos ahora es que este compromiso sea global. Es necesaria una normativa más exigente para acelerar esa transición y materializar esa ventaja competitiva del destino.
Un pacto de futuro
Tal y como he comenzado mi reflexión, estamos en la hora de las decisiones. Mallorca no puede perder la oportunidad de seguir siendo un referente mundial en el turismo para las nuevas generaciones, con una visión estratégica y compromisos diferenciales. Como empresaria, reafirmo y comparto mi responsabilidad en apoyar un modelo turístico más equilibrado, con inteligencia y alma.