La historia se repite y la leyenda continúa. Roland Garros sigue siendo territorio de Rafael Nadal, que ha conquistado por duodécima vez la Copa de los Mosqueteros tras superar en la final a Dominic Thiem por 6-3, 7-5, 6-1 y 6-1 en tres horas y un minuto de partido. El manacorí ha retenido el título para elevar hasta 18 sus trofeos del Grand Slam en un partido en el que se ha mostrado superior pese a la buena puesta en escena inicial del austríaco, que ha terminado por hincar la rodilla ante el rey de la tierra batida.
Por tercer año consecutivo y como en doce de las últimos 14 años, la arcilla de París ha asistido a la ampliación de la leyenda de Rafael Nadal, que ha vuelto a exhibir su nivel y dominio de la superficie roja ante un aspirante que ha presentado batalla en las dos primeras mangas. El de Manacor ha impuesto su intensidad y control del juego para engordar sus registros con un nuevo hito.
El arranque del partido ha seguido el guion previsible con los dos finalistas intentando marcar la pauta desde el fondo y dejan o un gran surtido de intercambios cargados de intensidad. Nadal ha intentado ser muy agresivo y se ha encontrado con un Thiem llegando a todos los rincones de la pista y sin apenas cometer errores.
El austríaco ha sido el primero en conseguir una ventaja al quebrar el servicio de Nadal en el quinto juego, pero el mallorquín ha acertado a replicar a continuación y a sobrevivir con el suyo. Ha necesitado más de diez minutos para conservar el saque y colocarse con 4-3. Hasta ese momento el austríaco apenas había cometido errores, pero el mallorquín encontró las únicas grietas en la primera manga para conseguir una ruptura clave (5-3 y saque). Nadal no ha titubeado ante la oportunidad de cerrar el set y se ha puesto por delante en la final (6-3 en 53 minutos).
Dominic Thiem veía como había jugado a un nivel espectacular y sólo le había arrebatado tres juegos al defensor de la corona, que se ha mostrado muy rápido y ganando metros a la línea de fondo siempre que ha podido en un partido de mucho desgaste por parte de ambos.
Tras espectacular despliegue físico y tenístico del primer set, ambos contendientes han dado la sensación de firmar un armisticio. Nadal se ha mostrado intratable con su saque acumulando cuatro juegos en blanco y cediendo un solo punto en el octavo juego (4-4). Sin la brillantez del primer set, tampoco Thiem ha hecho concesiones con su servicio y ha golpeado en el momento justo. Con 5-6 en el marcador, el de Manacor ha cometido dos errores que le han costado muy caros. El verdugo de Djokovic se ha encontrado con dos puntos de set y un nuevo error del número dos del mundo, que hasta el momento había sacado adelante todos sus saques con solvencia, le ha permitido apuntarse el segundo parcial y nivelar el duelo (5-7 en 51 minutos).
Lejos de afectarle la pérdida del segundo set, Nadal ha arrollado a Thiem en el inicio del tercero. Una ruptura en el primer juego ha sido el primer aviso, porque acto seguido el mallorquín se ha llevado su saque, ha vuelto a romper el de su rival y ha consolidado la ruptura para situarse 4-0. El austríaco sólo ha sumado uno de los 17 puntos disputados en el arranque de una manga en la que el defendor del título ha sofocado cualquier intento de rebelión. Tras el 4-1, el de Manacor ha conservado u saque y ha vuelto a romper el de su rival para lograr el tercer parcial (6-1 en 28 minutos).
Thiem ha seguido con todas las dudas que no había tenido hasta el momento mientras Nadal seguía a lo suyo. Pese a ceder una pelota de break en su primer turno de saque, el mallorquín se ha puesto por delante, ha roto el servicio del austríaco en el siguiente juego y ha consolidado el break pese a salvar con su saque dos situaciones comprometidas. El 3-0 en el marcador daba forma a una racha de nueve juegos del balear por sólo uno de su adversario, que ha conseguido amortiguar el golpe pese a un 0-40 y se la colocado 3-1. Con el mallorquín controlando la situación y Thiem cometiendo más errores, ha sido cuestión de tiempo que se produjera el desenlace.
Nadal ha roto el saque de su rival en el sexto juego y se ha dispuesto a servir para coronarse. Thiem ha salvado el primer punto de partido, pero no ha podido con el segundo, que ha terminado con el mallorquín dejándose caer sobre la tierra y empezando a llorar. Campeón por duodécima vez. La historia se repite. La leyenda continúa.