El español Rafael Nadal tiene este domingo la oportunidad de aumentar su excelso palmarés con su segundo Abierto de Australia, que sería el undécimo Grand Slam de su carrera, aunque para ello deberá superar una nueva reválida ante el serbio Novak Djokovic, quien le derrotó el pasado año en las seis finales que jugaron.
Será la tercera final de Grand Slam que disputan de forma consecutiva ambos jugadores, después de que el jugador balcánico se impusieran a Nadal en Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos, arrebatándole, tras la final del torneo británico, el numero uno del mundo.
Además, Djokovic fue capaz de derrotar a Nadal en su propio terreno, la tierra batida, en las finales de los Masters 1000 de Madrid y Roma, además de en pista rápida en los primeros dos Masters 1000 de la pasada temporada, en Indian Wells y Miami.
«Puede que tenga una ventaja mental sobre él», reconocía Djokovic tras ganar su semifinal ante el escocés Andy Murray, si bien el de Belgrado matizó que esta final en Melbourne es «un nuevo desafío» ya que se trata de una temporada diferente.
Por su parte, Nadal aseguró que no supone para él una motivación extra jugar de nuevo contra el número uno, porque su objetivo es superarse a sí mismo, «no a Federer, Djokovic o Murray», si bien trasladó la presión a su rival al afirmar que «es el favorito», y que la presión es para el balcánico porque es «el número uno, defiende el título y, de perder, lo haría ante un jugador al que ha ganado las últimas seis veces».
El jugador balear contará a su favor con haber dispuesto de un día más de descanso, tras jugar su semifinal el jueves, mientras que Djokovic dispondrá solo de un día y medio para reponerse de la paliza físico que le exigió Murray en semifinales, tras casi cinco horas de partido.
Lo cierto es que las sensaciones de uno y otro parecen diferentes a las del pasado año. Djkokovic, pese a que ha exhibido un gran nivel, no ha alcanzado el tenis excelso de 2011 y ha demostrado algunas debilidades en sus dos primeros sets ante David Ferrer, en cuartos, y en las semifinales ante Murray, quien tuvo al alcance de su raqueta la victoria.
Además, Nadal ha mejorado sensiblemente en su juego y en su intensidad mental en la pista respecto a los últimos meses de la pasada temporada, como él mismo reconocía: «Ahora estoy ganando por tenis, no solo por otras cosas».
A pesar de que una inoportuna lesión en el hombro en el inicio de la pretemporada le impidió entrenar las variaciones que había decidido con su equipo poner en práctica este año, Nadal ha comenzado a notar los frutos en este torneo, con un tenis más agresivo y una mayor intensidad mental durante todos los partidos.
No en vano, el español lleva solo un golpe ganador menos (218) que Djokovic en Melbourne, aunque con su golpe de derecha logró 117 ganadores por 77 del balcánico, quien se mostró más efectivo con el revés, con 62 por 37 de Nadal.
En partidos a cinco sets, se han enfrentado en siete ocasiones, con cinco victorias para el español, dos veces en Roland Garros, en una eliminatoria de Copa Davis, en Wimbledon y en el Abierto de Estados Unidos; los primeros triunfos de Djokovic llegaron el pasado año en las finales de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.