La lucha por subir al penúltimo escalón del trono de la tierra depara un pulso vibrante para Rafael Nadal, que mañana tratará de acceder a las semifinales de Roland Garros a costa de Nicolás Almagro. Tras rubricar ayer su mejor partido en lo que va de torneo frente al brasileño Thomaz Bellucci (6-2, 7-5 y 6-4 en dos horas y 33 minutos), el mallorquín deja atrás los octavos de final en los que se quedó en 2009 y se adentra en los cuartos sin ceder un solo set, evidenciando una buena progresión y alargando su racha de victorias sobre arcilla en 2010 hasta las 19.
El número dos del mundo cumplió y tampoco falló el tercer cabeza de serie del torneo, el serbio Novak Djokovic, que jugará en cuartos de final antes Jurgen Melzer después de que superaran respectivamente al estadounidense Robby Ginepri (6-4, 2-6, 6-1 y 6-2) y al ruso Teimuraz Gabashvili (7-6, 4-6, 6-1 y 6-2). Mientras, Almagro había despedido a Fernando Verdasco de París con un 6-1, 4-6, 6-1 y 6-4 en el que la batalla psicológica cayó del lado del murciano.
El 'manacorí' había señalado el partido ante Thomaz Bellucci como un examen para evaluar el nivel en el que se encuentra y lo sacó con nota. Nadal mejoró sus prestaciones al revés y se manejó con efectividad cuando utilizó su primer saque, pero en algunas fases su derecha no contó con la profundidad necesaria para rematar el encuentro cuando lo tuvo bajo control.
Error del brasileño
Un break de salida parecía poner el encuentro cuesta abajo a Rafael Nadal, pero el brasileño sacó a relucir sus mejores golpes para devolver la ruptura en el cuarto juego (2-2). El paulista cometió el error de entrar en el juego de intercambios con el número dos del mundo y cuando el balear marcó el ritmo se acabó el primer set. La derecha del mallorquín empujó a su rival un par de metros más allá de la línea de fondo y volvió a romperle el servicio en el séptimo juego (5-2). Ya con ventaja se apuntó su saque en blanco para colocar el 6-2 en 38 minutos de juego. Las dejadas e inclinar el juego sobre el revés de Nadal fueron los argumentos que esgrimió Bellucci, que acabó pagando muy caros sus escasos errores en momentos puntuales. Nadal, más acostumbrado a este tipo de batallas, demostró su experiencia y mantuvo la cabeza fría para explorar en la ansiedad de su rival. El tetracampeón de la Copa de los Mosqueteros dejó escapar al paulista ileso cuando podía apuntarse la segunda manga con su saque (5-4), pero permitió que Bellucci regresara al duelo. Por poco tiempo. Ya no iba a dejarle una segunda oportunidad y volvió a marcar las diferencias cuando el partido lo exigió (7-5).
Final del túnel
Nadal había apagado la escasa luz de esperanza que veía el brasileño al final del túnel y maduró el partido hasta embolsárselo. No pudo consolidar el break en los primeros compases del tercer set y lo hizo más adelante para alargar su dominio en la tierra parisina e incrementar sus números en Roland Garros, donde sigue sin ceder un set y donde ha conseguido su victoria número 35 en 36 partidos.
Ahora, después de haber dejado atrás la ronda en la que Soderling le apeó el año pasado y con la oportunidad de engordar su casillero de puntos en cada partido, Nadal afronta el desafío de superar a Nicolás Almagro, con el que ya se enfrentó en Roland Garros en los cuartos de final de 2008. En aquella ocasión el balear sólo cedió tres juegos, pero la evolución de su rival quedó demostrada en la jornada de ayer ante Fernando Verdasco, por lo que el 'manacorí' se autoexige extremar las precauciones para no caer en la misma trampa que el madrileño. Almagro puso de relieve su gran servicio en la Suzanne Lenglen, donde eliminó a un Verdasco mermado físicamente y que se fue diluyendo a medida que su rival sacó a relucir su potente derecha.
Están en juego unas semifinales en las que tratarán de colarse Novak Djokovic y Jurgen Melzer. El serbio se impuso con solvencia a Ginepri en un encuentro en el que se desvió en el segundo set, pero en el que acabó pasando por encima del verdugo de Juan Carlos Ferrero. Más trabajado resultó el triunfo del austríaco, que puso fin a la andadura de la revelación del torneo, Teimuraz Gabashvili, que había llegado al cuadro principal procedente de la fase de clasificación.