Arraste ha conseguido un milagro esta temporada y ha sido salvar al Mallorca y además hacerlo con claridad. A partir de ahí el equipo ha exhibido costuras, vías de agua, falta de nivel competitivo y abandono general. Ante el Girona disputó un partido para olvidar, una infamia de encuentro. Perdió por la mínima ante un rival mucho más metido en faena y afortunadamente Greif evitó la humillación y el ridículo. Aún así, Europa está a tiro de piedra, aunque la duda existencial ahora es si estos futbolistas quieren o no ir a jugar al viejo continente. El gol de Stuani a los diez minutos fue una losa insalvable. Y pudo ser peor.
En un día infernal, el Mallorca compareció sobre el terreno de juego de Montilivi como lo que es, un equipo salvado y sin que ya le importe mucho luchar por nada más que por las vacaciones de verano, que ya tardan en llegar. Tal vez agarre Europa, pero será un regalo de los Dioses del fútbol no por méritos propios.
Un disparo de Darder a los 25 minutos que obligó a Gazzaniga a firmar una de las paradas de la temporada fue lo único que generó el Mallorca en el primer tiempo. Nada más. A partir de ahí firmó la peor primera parte de la temporada. Sin nivel competitivo, sin ideas, sin rumbo y sin nada. El comienzo intenso de ambos equipos, también el que impuso el once rojillo, se diluyó muy pronto. Duró apenas cinco minutos la permanencia del equipo en el campo porque a partir de ahí el Girona empezó a inclinar el campo a su favor. Se jugaba más. Jugaba más. Quería más. Y en fútbol además de correr hay que tener esa capacidad organizativa para no correr solo detrás del balón.
El once de Míchel no había inquietado apenas, pero se barruntaba regalo mallorquinista. No es una afirmación gratuita. La defensa era un flan, los espacios entre centrales era abismal, Maffeo no se encontraba, Mojica se trastabillaba y el centro del campo sencillamente desconectó. Con este panorama Gazzaniga lanzó un balón kilométrico que no pudo rechazar Valjent y a partir de ahí el caos. El desorden y las malas decisiones se encadenaron una tras otra hasta que la pelota después de dos rebotes llegó a Stuani que a bocajarro batió a Greig.
Y a partir de ahí el Girona se creció y el Mallorca se hizo pequeño. El guardameta rojillo evitó el segundo a los 23 minutos en un disparo de Portu mientras que Darder exigía por primera vez a Gazzaniga en un chut de larga distancia envenenado que obligó al guardameta firmar una intervención prodigiosa para enviar el balón a corner. Dos intentos más, de Stuani y de Aranu aprovechando un regalo de Mojica cerraron una primera parte donde lo mejor era que el once de Arrasate solo perdía por un gol a cero.
Y en la segunda parte el guion no cambió. Greif fue el gran protagonista con hasta cinco intervenciones de gol que él se encargó de desbaratar. Esto fue todo lo que dio el Mallorca, que se perdió en protestas, faltas absurdas y juego simplón, previsible, falto de intensidad. La actitud fue deplorable y visto lo visto, lo mejor es que esto termine ya. La próxima jornada viene el Valladolid, un equipo ya descendido. Sería una humillación todavía mayor perder ante el conjunto de Pucela. Si no quieren jugar en Europa, al menos que defiendan el escudo con algo más de decoro y dignidad.