He dicho en mil oportunidades que cuando se enfrenta un equipo bueno contra otro peor lo normal es que gane el bueno. Pues bien, si rivalizan, como este sábado, un equipo que ha ganado tres partidos consecutivos y otro que ha perdido sus tres últimos duelos… Sería normal pensar que tiene muchas más opciones de ganar el que llega al partido tras sumar nueve puntos. Es decir, que el Mallorca debía ganar ayer al Espanyol en Cornellà.
Pero ya sabemos que el fútbol, a Dios gracias, es imprevisible. Espanyol y Mallorca truncaron su racha. El Espanyol ganó (2-1) al conjunto de Jagoba Arrasate, que tras una primera hora para olvidar, reaccionó en la media hora final.
El partido fue igualado en sus primeros compases, pero el Espanyol se adelantó poco después de que se cumpliera el primer cuarto de hora con un certero remate de cabeza de Kumbulla. El Mallorca no reaccionó y deambuló sobre el terreno de juego sin crear peligro. El conjunto catalán era superior, aunque tampoco dispuso de claras oportunidades.
La segunda parte no pudo comenzar peor, puesto que Jofre amplió la ventaja un minuto después de que se reanudara el juego. Arrasate no tardó en buscar soluciones y dio entrada, de golpe, a Prats, Chiquinho, Lato y Valery, que suplieron a Darder, Dani, Mojica y Robert Navarro. El Mallorca reaccionó, pasó a controlar el partido y se hizo con el dominio del duelo. El equipo sometía al Espanyol cuando Larín remató y el balón, tras tocar en Raíllo, superó al portero.
Quedaba tiempo más que suficiente, pero el Mallorca vio truncado su buen momento al pararse el partido por una incidencia en la grada. El Espanyol quería que pasara el tiempo sin que nada sucediera, mientras que el Mallorca buscaba el gol sin acierto. El árbitro prolongó el partido once minutos, el final fue agónico, con el equipo de Arrasate volcado, pero el marcador no se movió.