Javier Aguirre sigue pensando que «la solución está en casa». El entrenador del Real Mallorca reconocía que su equipo no había lucido su mejor cara ante el Atlético de Madrid, pero recordaba que tras la final de la Copa del Rey ha tenido que superar uno de los tramos más duros del calendario y que ahora tiene otros dos encuentros en Son Moix para cerrar el círculo de la permanencia y ahorrarse los sustos finales.
«Es cierto que no hemos tenido ocasiones claras, pero lo intentamos», señalaba ante las cámaras de Movistar y LaLiga TV. «Esperábamos este partido, con ellos muy bien cerrados atrás, pero no pudo ser otra cosa».
Aguirre admitía que tras la final de la Copa del Rey el vacío es importante, pero lo justificaba con la dificultad de los encuentros que ha tenido que disputar desde entonces. «El golpe anímico fue fuerte, pero venía el Tourmalet, con las visitas de Madrid y Atlético y las salidas a Sevilla y Cádiz. Cuatro partidos durísimos. Ahora tenemos cuatro finales y hay que cubrir el objetivo», decía el técnico bermellón.
«Había que ser mas contundentes. Su gol fue un cúmulo de circunstancias y luego optamos por la línea de cuatro pero ellos tienen mucha calidad. Estuvimos bien en el juego aéreo y en el balón detenido, pero era difícil meterles mano. Fue un partido sordo. Tenemos errores pero somos honrados y competitivos y seguiremos siéndolo», explicaba. «Somos un equipos que no sabe jugar en desventaja y menos en casa», reflexionaba después.
El entrenador mexicano cree que la solución al jeroglífico de la salvación «está en casa» y hay que ponerla en marcha a partir de la semana que viene. «Hay que sumar ante Las Palmas y Almería y luego fuera, contra Osasuna y Getafe. Son las cuentas de la lechera y ahora no hay tiempo para nada».