El Real Mallorca abrocha sin despeinarse y con el traje intacto un fin de semana marcado en rojo. El equipo balear, que podía salir del Nuevo de Mirandilla con la permanencia en la maleta o totalmente cubierto de barro, se va de Cádiz igual que llegó. Con seis puntos de ventaja a falta de quince y el golaverage bien atado, ya que tras los dos empates frente al conjunto amarillo habría que mirar a la diferencia de goles general y ahí el cuadro bermellón está ahora mismo muy por encima (-12 y -23).
Al Mallorca le valían dos de los tres signos en el campo del Cádiz y no falló Lo hizo manteniendo todas esas dinámicas que le perseguían. Por un lado, sigue sin ganar como visitante desde que maniató al Celta en Balaídos el pasado mes de septiembre. Y por el otro, Aguirre continúa sin perder más de dos partidos consecutivos como técnico bermellón.
El Mallorca no solo conserva la distancia que le separa del agujero, sino que se ha separado un paso de un Celta que este sábado era arrollado por el Alavés en Mendizorroza (3-0). Además del colchón de puntos que le aísla del frío, hay otro equipo situado en medio.
La mejor muestra de que el empate es bueno para el Mallorca estaba en las gradas del Nuevo Mirandilla, convertidas en un funeral al final del encuentro. Para el Cádiz la visita de los baleares era una de las últimas oportunidades para comprimir la parte baja de la clasificación y levantar la cabeza. Ahora, pese a tener cinco jornadas por delante para intentar obrar el milagro, el calendario resulta hostil. Sobre todo porque la semana que viene el equipo de Pellegrino acude al Santiago Bernabéu para enfrentarse a un Real Madrid que podría proclamarse incluso campeón ese día.
Para el Mallorca la victoria hubiera sido definitiva ya que la salvación podría haberse acuñado de forma matemática el próximo fin de semana. Sin embargo, el autogol de Omar Mascarell cubría el tramo final del encuentro con un manto de incertidumbre.
Sea como sea, el Mallorca no debería sufrir demasiado para oficializar otra temporada más su presencia entre los grandes. De las cinco jornadas que faltan por tachar en el calendario tres se representarán sobre el tapete de Son Moix y, a excepción de la función del próximo sábado (21.00 horas), en la que el Atlético de Madrid se juega el billete para la Liga de Campeones, las otras dos serán frente a rivales despreocupados. Uno, Las Palmas, porque ya hizo los deberes hace mucho tiempo. Y el otro, el Almería, porque ya no tiene nada que hacer y es equipo de Segunda División. Con ganar esos tres partidos en casa ya no haría falta mirar a ningún otro lado. La calculadora podría guardarse otra vez en el cajón. La salvación sería un hecho. Además, los otros dos encuentros que cerrarán el círculo lejos de Palma tampoco parecen demasiado complejos porque cruzarán al Mallorca con Getafe y Osasuna.