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Indignación entre el mallorquinismo por la venta de entradas a la afición del Athletic

Los seguidores bermellones se cuestionan el monopolio rojiblanco en las zonas reservadas para la Real Federación Española de Fútbol

Imagen de aficionados del Athletic Club en el Gol Norte del estadio de La Cartuja entre los seguidores del Real Mallorca durante la final de la Copa del Rey disputada el 6 de abril en Sevilla. | Teresa Ayuga

| Palma |

La derrota en los penaltis de la final de la Copa del Rey fue un golpe duro para los aficionados del Real Mallorca, que se encontraron en clara minoría en las gradas de La Cartuja. El mallorquinismo dejó patente su indignación por el hecho de que los seguidores del Athletic Club de Bilbao lograran entradas en el Gol Norte inicialmente reservado para los bermellones, pero también por el monopolio de hinchas rojiblancos en los laterales y las zonas previstas para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).

El sábado por la noche todo el Gol Norte del estadio de La Cartuja estaba ocupado por los seguidores del Real Mallorca… ¿Todo? Casi todo, porque aficionados de la Isla y abonados de la SAD balear facilitaron sus localidades a seguidores del Athletic Club de Bilbao. No fueron muchos, pero sí los suficientes para que algunos se confesaran molestos con aquellos que hicieron negocio en la reventa y también por las dudas que surgen a posteriori sobre el proceso de venta de entradas.

Resultó especialmente llamativo que localidades más laterales del Gol Norte para mallorquinistas estaban copadas por hinchas rojiblancos. Esas entradas más caras del sector mallorquinista, que superaban los 200 euros y que inicialmente parecían buena parte de las destinadas a los compromisos del Real Mallorca, fueron las primeras que se agotaron cuando se habilitó la venta y sorprendentemente el sábado estaban copadas por seguidores del Athletic.

La proporción aproximada de 70-30 de aforo de La Cartuja a favor del Athletic Club de Bilbao que se apreciaba a simple vista también resultó posible por el hecho de que los asientos reservados para los compromisos de la RFEF fueran copados en su inmensa mayoría por asistentes con camisetas rojiblancas. El reparto apuntaba a un 40% para cada club en liza en la final, lo que suponía la presencia de 20.698 aficionados del Mallorca y otros tantos del conjunto vizcaíno. El otro 20% de las entradas estaban previstas para compromisos y patrocinadores de la Española, lo que representaba más de 16.000 entradas.

Los mallorquinistas que quisieron ir a la final de la Copa del Rey lo consiguieron y su indignación radica especialmente en que el espacio que en teoría se esperaba que fuera neutral acabara en manos de la afición del Athletic, que también dejó a miles de los suyos fuera del estadio sin entrada. La convivencia entre las aficiones, salvo por un incidente en la ciudad y algunos conatos que no pasaron a mayores ya en el Gol Norte del estadio de La Cartuja, fue ejemplar durante un día en el que, más allá del resultado, los bermellones volvieron a disfrutar de lo que supone un partido por el título y degustar el sabor amargo de quedarse con la miel en los labios.

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