La clasificación del Real Mallorca para la final de la Copa del Rey se selló en la tanda de penaltis, pero fueron los instantes previos los que empezaron a marcar las diferencias en el Reale Arena. El lenguaje corporal de los bermellones y sus gestos durante la conjura previa a los lanzamientos desde los once metros resultaba premonitorio teniendo en cuenta la sensación de confianza que demostraban en sus posibilidades antes de uno de los momentos más importantes de sus carreras.
Mientras se demoraba la lista de lanzadores de la Real Sociedad una vez que concluyeron los más de 120 minutos de encuentro, Javier Aguirre hacía minutos que ya había trasladado el orden de tiradores de la tanda. Además, el técnico mexicano, entre risas y con su forma habitual de gestionar las emociones en momentos de tensión, pareció marcar la pauta a seguir por los integrantes de la plantilla en una situación límite.
La retransmisión televisiva se centraba en Greif, que lucía una sonrisa de oreja a oreja impropia de los instantes previos a jugarse el billete a la final de la Copa del Rey. Sin embargo, el gesto del eslovaco era extensivo al resto de la plantilla, que botaba, reía e incluso parecía disfrutar de lo que estaba a punto de suceder a pesar de la incertidumbre que siempre genera la llamada lotería de los penaltis. Los empujones, las bromas y las risas, sobre todo la de Javier Aguirre, marcaron la piña con la que los futbolistas bermellones se conjuraban antes de tirar.
El propio Aguirre reveló en la rueda de prensa posterior que no habían ensayado los penaltis en los entrenamientos, pero aseguró que sintió que «la cosa va bien» cuando todos los futbolistas se ofrecieron a tirar. El Real Mallorca comenzó a sentirse finalista antes de empezar a lanzar las penas máximas y eso que la tanda parecía ponerse de cara a la Real Sociedad, que tuvo la oportunidad de elegir la portería y tirar primero.
La forma en la que Javier Aguirre lidera a los suyos y confiere tranquilidad quedó claro en la elección de Sergi Darder para el quinto lanzamiento. El propio centrocampista 'artanenc' reveló que el preparador mexicano le había indicado que tiraba el último porque estaba «predestinado» y toda esta confianza depositada supuso la tranquilidad para ejecutar el disparo decisivo que metidó al Real Mallorca en la cuarta final de su historia.