Si el Pirata sonríe lo hace el Real Mallorca, que apoyado en su mejor arma sacó adelante un compromiso vital ante el Rayo Vallecano. El tanto de Vedat Muriqi es de un gran valor para los intereses bermellones en la clasificación y para la confianza del hombre que marca las diferencias incluso sin estar en su mejor momento y del que depende que los mallorquinistas alcancen sus objetivos.
Tampoco hay que olvidar ni la aportación de Dani Rodríguez a las dianas ni perder de vista que hasta la sonrisa de Muriqi el partido no era precisamente para enseñar en las escuelas de fútbol. Incluso tras el empate del Rayo pareció más cerca la victoria madrileña que el triunfo local. Importa ganar y, sobre todo, en duelos directos y en una jornada que se había puesto de cara para los intereses del Mallorca, al que, cumpliendo, no se le advierte ni progresión respecto al pasado curso ni en el actual. Tampoco es fácil encontrar la mejoría que han supuesto los fichajes tanto del verano como del invierno en un equipo que ve con alivio como sus rivales le allanan el camino.
En las escuelas si convendría hablar de Antonio Sánchez, que en verano recibió la invitación de Aguirre para marcharse y ahora mismo es fijo en el once. Abrió el camino de la victoria y su determinación es de la que conviene que muchos aspirantes a estrella tomen nota de como abrirse camino.