La última jornada del año en Primera División reserva emociones fuertes en el vagón de cola. El Mallorca juega el jueves ante Osasuna y es el último de los equipos de abajo que entrarán en liza en esta jornada de Liga intersemanal. El objetivo es ganar a Osasuna y sumar 18 puntos, un botín nada despreciable tal y como han ido las cosas esta temporada. El pasado curso, a la conclusión de la jornada dieciocho, el Mallorca sumaba 25. Si pierde se quedará con 15, diez menos que el curso pasado. Son números, pero muy importantes porque el gran reto de los equipos que aspiran a mantener la categoría es llegar a la mitad de los necesarios para sellar la permanencia. La salvación suele estar sobre los 41 ó 42 y cerrar la primera vuelta con 20 o por encima de esta cifra te permite afrontar la segunda ronda con parte de los deberes hechos. Restan seis puntos en juego, tres ante Osasuna y otros tres ante el Madrid, por lo tanto todavía es posible, pero poco probable, que se pueda dar esa situación.
LOS CÁRMENES
Granada-Sevilla
Más allá de estas cábalas, lo cierto es que esta jornada es muy importante tanto desde el punto de vista numérico como también moral. Abre el fuego hoy el Granada con el encuentro que disputará ante el Sevilla, dos equipos que luchan por evitar el descenso. El once nazarí suma 8 puntos y el Sevilla 13, dos menos que los mallorquinistas. El conjunto hispalense es un verdadero polvorín tanto en lo deportivo como en lo institucional. Llega el tercer entrenador –Quique Sánchez Flores acompañado de José Luis Oltra– y en el ambientes se están dando todos los ingredientes para ser un claro favorito al descenso de categoría. El Granada perdió en Balaídos en una final que le dejó tocado al tratarse de una batalla contra un rival directísimo. Además, el Sevilla tiene que jugar otro partido muy comprometido el sábado ante el Atlético, algo que puede hundirle todavía más en la clasificación.
LA CERÁMICA
Villarreal-Celta
Para el miércoles dos equipos más implicados también en la lucha para salir del infierno entrarán en liza. En la Cerámica se enfrentarán Villarreal-Celta (21:30 horas) y antes el Almería visitará al Barcelona. El conjunto andaluz tiene ya los dos pies prácticamente en Segunda mientras que el once de Rafa Benítez intenta salir del pozo en una temporada, por el momento, para olvidar. Sin duda en el Celta está una de las claves de tener una temporada más o menos plácida. Si reacciona y escala posiciones será un mal enemigo para los equipos situados justo en la parte superior, como es el caso ahora de los mallorquinistas. La victoria frente al Granada abrió la esperanza en una afición desencantada tanto con el rendimiento del equipo como también por la inversión en un entrenador top que no da por ahora la talla.
EL MIRANDILLA Y SON MOIX
Un cierre intenso
Para el jueves quedará, además del encuentro del Mallorca, el choque que disputará el Cádiz contra la Real Sociedad. Para no faltar a la cita de cada año, el conjunto andaluz vuelve a estar de lleno metido en la lucha y siempre suele ser un mal enemigo. Con 14 puntos, uno menos que los mallorquinistas, desafía a uno de los equipos que mejor fútbol están desplegando en la Primera División. Pero más allá de lo que puedan hacer los rivales, el Mallorca debe hacer los deberes, marcar y ganar a Osasuna. Algo que se presume difícil porque es un equipo que necesita generar mucho para poder sumar los tres puntos. Frente al Almería quedó demostrado una vez más. Los tres puntos dejarían al Mallorca en una posición relativamente cómoda para afrontar el alto navideño. Después tocará visitar el Bernabéu.
El apunte
Una 'final' para inaugurar el nuevo Son Moix
La Liga facilitó el lunes el horario de los partidos correspondientes a la jornada número 20 en Primera División. El Mallorca recibirá al Celta el sábado 13 de enero (16:15 horas)en el encuentro que a su vez servirá para inaugurar el nuevo Son Moix. Todas las tribunas estarán ya abiertas y el recinto deportivo podrá exponerse en toda su nueva dimensión. El club ya anunció días atrás que ante el Celta la previsión era precisamente poder abrir todo el campo y dar por cerrada una reforma que ha cumplido con los plazos previstos.