Son Moix y sus gradas toman la palabra. El estadio del Mallorca, uno de los tres únicos de Primera División que todavía no han visto ganar a su equipo en lo que va de temporada, abrazará este sábado la quinta función de los de Javier Aguirre en su hogar. Un partido cargado de espinas frente al Getafe que determinará el rumbo que toman los bermellones en la clasificación.
Con más juego que producción, el Mallorca está a punto de cubrir el primer tercio de la campaña sin definirse del todo. Solo ha ganado un encuentro de los diez que ha jugado, pero fue hace más de un mes y en Balaídos, a mil kilómetros de Palma. El conjunto bermellón ha pasado más tiempo fuera de casa que en su cuartel general —suma seis partidos como visitante y cuatro como local—, un dato que no suaviza la rugosidad de sus números. Porque solo el Celta y al Almería, las otras dos formaciones que tienen una deuda pendiente con su afición, presentan un balance más pobre en su estadio. Solo que ellos, además de no ganar ante su gente, han sumado todavía menos puntos en más partidos y se encuentran encerrados en los puestos de descenso. En el caso del Mallorca, empezó perdiendo contra el Villarreal (0-1) y luego ha concatenado tres empates ante Athletic (0-0), Barça (2-2) y Valencia (1-1). De ahí se desprende otro apunte: solo tres goles a favor. Ningún otro equipo ha marcado menos ejerciendo como anfitrión.
En Son Moix y ante un rival directo, el Mallorca espera contar con el soporte de una afición que ha hecho que, a diferencia de lo que ocurre en el campo, en las gradas los números sí cuadren. El club anunciaba hace unos días que ha batido su propio récord de abonados —19.312, muy cerca ya del objetivo trazado a principio de curso— y solo unas horas después le hacía un guiño a la hinchada confiando en una respuesta masiva de cara al encuentro de este sábado. «Aquest dissabte necessitam 20.000 dimonis», pedía a través de las redes sociales Hasta el momento solo se ha superado esa cifra con la visita del Barcelona. Javier Aguirre, que desde que es entrenador del Mallorca nunca había estado tanto tiempo sin ganar en Son Moix, sigue estudiando la fórmula para que el equipo empiece a mirar hacia arriba.