El Real Mallorca necesita darse un homenaje. En casa, entre los abrazos de su gente y con la música de la permanencia sonando de fondo. Los de Javier Aguirre, que no quieren empañar en los episodios finales una temporada estupenda, reciben al Valencia con la misión de limpiar la mala imagen ofrecida en Almería y el deseo de divertirse con su afición en la penúltima cita de la campaña en Palma (Son Moix, DAZN, 19.30 horas).
No afronta con su mejor cara el Mallorca las últimas curvas del calendario, aunque lo hace sin cargas a la espalda y en una situación radicalmente opuesta a la de hace un año, cuando apenas le quedaba algo de pulso y tenía medio cuerpo colgando del precipicio. Ahora su única preocupación es adornar lo que ya tiene bajo su manto y fijar lo más arriba posible su posición en una clasificación que solo despierta interés en la zona más profunda. Eso le ha permitido desprenderse de toda la presión que transportaba sobre los hombros y levantar el pie del acelerador, lo que ayudó a que el Almería, mucho más enchufado y necesitado, le pasara por encima en una función que irritó de manera especial a Javier Aguirre. Tanto, que el técnico mexicano le ha dado un tirón de orejas en público a la plantilla para recordarle la necesidad de mantener la intensidad hasta el final. Por profesionalidad, por estética y por dejar los números más bonitos posibles en los registros del ejercicio.
Otro factor que tampoco contribuye a que el Mallorca acabe la temporada pletórico son las bajas. Según ha confirmado el propio entrenador hay cuatro futbolistas en el vestuario que, por lesión, prácticamente le han dado carpetazo a la temporada. El primero es Antonio Raíllo y los otros tres, en principio, acaban su relación contractual con el club: Iñigo Ruiz de Galarreta, Ludwig Augustinsson y Matija Nastasic. Además, hay otros tres que arrastran molestias y que en otra situación forzarían para estar en el campo, pero que en el contexto actual lo tienen muy complicado para jugar esta tarde, sobre todo de inicio. Son Jaume Costa, Gio González y Manu Morlanes. Una pila de bajas que se centra sobre todo en la parte trasera del once y que obligará, una jornada más, a incluir en la convocatoria a varios jugadores de un filial que ya le ha puesto el lazo a la temporada.
Una de las grandes atracciones del partido será ver en acción de nuevo a Kang In Lee, probablemente ante una de sus últimas actuaciones en Son Moix, enfrentándose al club en el que se formó desde que llegó a España siendo un niño. Aunque no afronta el partido extramotivado —según asegura Aguirre— lleva ya mucho tiempo tirando del Mallorca y querrá apurar el curso a lo grande. Reconocido estos días como uno de los mejores y más fiables regateadores de las grandes ligas, el coreano intentará seguir haciendo magia en un partido que, a la fuerza, debe ser especial para él.
El Valencia llega al encuentro mucho mejor de lo que estaba hace un par de jornadas, cuando tenía el yugo de descenso sobre la cabeza. Dos victorias encadenadas, en Balaídos frente al Celta y en Mestalla contra el Madrid, le han sacado del barro y le han dejado a una sola brazada de la tierra firme. También lo hará, eso sí, inmerso en la polémica planetaria que han generado los insultos racistas de algunos de sus aficionados a Vinicius.
El entrenador valencianista tiene todos los interrogantes alojados en la defensa. Unas dudas favorecidas por el buen partido que cuajó la pareja de centrales Paulista-Diakhaby en Vigo y la solvencia que mostró frente al Madrid la que le sustituyó por sanción, formada por Cömert y Özkacar. No obstante, Cömert será baja por sanción, igual que Yunus Musah.
Lo más normal es que los canteranos Javi Guerra y Diego López, autor del único tanto del encuentro del domingo, continúen instalados en el once inicial, aunque la carga de minutos puede llevar al técnico a rotar. Ambos y su compañero Alberto Marí, que marcó en Vigo, han sido claves en el despegue valencianista.