Buenas sensaciones, pésimos números. El Mallorca hace tiempo que está atrapado entre arenas movedizas y aunque su capacidad de resistencia es evidente, y en ocasiones admirable, suma ya un mes sin apenas moverse del mismo sitio. Un calendario cargado de minas y algunas decisiones arbitrales, como la que le privó en Anoeta de empatar un partido que había empezado a jugar cuesta arriba, se han ido cebando con el conjunto balear y minando poco a poco su confianza. A cuatro partidos para el gran parón, vive la escuadra rojinegra los peores días de la era Aguirre. En las últimas cuatro jornadas solo ha sumado un punto y solo ha marcado un gol, que además fue de penalti. Desde que sustituyó a Luis García Plaza en el banquillo local de Son Moix, Aguirre siempre había recopilado al menos tres puntos en los tramos más oscuros de cuatro encuentros.
Zonas de conflicto
Incapaz de voltear un partido siempre que lo empieza a remolque, al Mallorca se le están comenzando a juntar demasiadas cosas en contra. Porque al margen del monitor del VAR y de esas acciones rearbitradas –en total han sido cuatro durante la temporada en las que el equipo se ha sentido perjudicado de alguna forma– el bloque, por momentos impenetrable, ha empezado a fallar en las áreas. En las dos. Sus tres últimas derrotas han sido mínimas y en dos de ellas el gol que le ajusticiaba nacía como el fruto de una genialidad, pero en el Reale Arena y con una defensa modificada a conciencia recibió el golpe de gracia muy pronto y como consecuencia de un desajuste demasiado grosero.
Apartado en todo momento de las brasas que hay esparcidas por el fondo de la clasificación, el Mallorca nota cada vez más ese calor incómodo y pegajoso. Entre otras cosas, porque la última vez que celebró una victoria fue el pasado 17 de septiembre, justo antes del único paréntesis que se ha abierto hasta ahora para darle cabida en el almanaque a las selecciones nacionales. Desde entonces no ha habido tregua, descanso o alivio. Ha desfilado ante cuatro rivales en situaciones muy diferentes –Barça, Elche, Sevilla y Real Sociedad–, ha dado siempre la cara y ha estado cerca de facturar algo contra todos ellos, aunque la realidad es que solo acabó haciéndolo una vez: contra el colista y jugando durante casi media hora en superioridad. Aquí el problema es que el paisaje que tiene por delante hasta que llegue el momento del Mundial tampoco es del todo agradable: Valencia (fuera),Espanyol (casa), Villarreal (fuera) y Atlético de Madrid (casa).
Puntería
Uno de los trozos de plomo que transporta el Mallorca en la mochila tiene que ver con su puntería, o más bien con la falta de ella. En diez jornadas solo ha encontrado el centro de la diana en siete ocasiones y en cuatro de ellas ha sido gracias a Muriqi, del que padece una incómoda dependencia que aliviará a partir de este fin de semana con su vuelta al campo en Mestalla. No ha marcado en ninguno de los dos partidos que se ha perdido el internacional kosovar por sanción. Y los otros goleadores en los que se ha apoyado hasta el momento el equipo son Kang In Lee, Raíllo y Maffeo, que fue el último en ver puerta, también el 17 de septiembre.
El Mallorca tiene, por ejemplo, el dudoso honor de ser el único equipo de los que se han enfrentado al Sevilla que no le ha marcado esta temporada. O de ser el tercer conjunto de Primera División que menos daño hace sus rivales. Solo el Elche (6 goles) y el Cádiz (4) tienen menos colmillo que los insulares. El entramado defensivo, a pesar a la brecha que se abrió en Anoeta, sigue siendo el mejor argumento del Mallorca, que es, con diferencia, el equipo de la mitad inferior de la clasificación que menos goles encaja.
El apunte
El equipo, a un solo punto del descenso
La derrota en San Sebastián y la victoria que consiguió este jueves el Almería en su duelo contra el Girona han recortado el colchón sobre el que reposaba el Mallorca en la clasificación. Completada la décima jornada de la competición, el equipo de Javier Aguirre ocupa su posición más baja hasta el momento, ya que cae hasta los puestos de peligro. O lo que es lo mismo, entre el cuadro balear y las plazas de descenso, situadas a un punto, el margen es cada vez más escaso. Ahora mismo, el Mallorca tiene dos puntos menos de los que tenía a estas alturas la temporada pasada.