Seis años y medio después de su desembarco en la Isla, la propiedad norteamericana tiene un sueño para el Real Mallorca. El proyecto encabezado por Robert Sarver y Andy Kohlberg quiere situar a la SAD balear entre las 10 mejores de la liga española. La estabilidad institucional que ha supuesto el control accionarial de la entidad no ha estado acompañada por la deportiva, lo que, según el presidente bermellón, ha ralentizado unas pretensiones que no han alterado su discurso. La metamorfosis que está experimentando Son Moix, la profesionalización de la estructura y, sobre todo, el potencial del club y la Isla alimentan las esperanzas de los accionistas.
«El Mallorca tiene potencial para ser uno de los top 10 en el fútbol español», insiste el presidente del Real Mallorca, Andy Kohlberg, que defiende la gestión económica realizada hasta la fecha para acabar con la deuda que arrastraba y que suponía un gran lastre para crecer. Jugar cada temporada en categorías diferentes ha sido un hándicap y hacerse fuerte en Primera División es una prioridad para consolidar el proyectos y las intenciones de la propiedad, que también ha dejado claro en sus actuaciones la importancia que concede al rigor económico para no hipotecar el futuro.
Kohlberg, que ha asegurado que los accionistas llevan invertidos 50 millones de euros en la SAD balear, defiende la filosofía implantada en los Phoenix Suns que están trasladando en buena medida al Real Mallorca. Lejos del perfil de propietarios extranjeros que recalaron con anterioridad en la Liga y que apostaban por un crecimiento inmediato, la propiedad norteamericana defiende que su hoja de ruta traza un plan a largo plazo. Sus actuaciones en el aspecto deportivo son también el parámetro que rige para el trabajo en los despachos, donde se apuesta por la estabilidad sin dar bandazos para apuntar al objetivo de situarse entre los diez mejores equipos de la Liga.