El Mallorcafé, ubicado en el mismo estadio de Son Moix, fue el lugar en el que más aficionados del Real Mallorca se han reunido en Palma para seguir el encuentro, pero la euforia se desató tras la victoria en Pamplona. La salvación agónica ha provocado que la euforia de los aficionados mallorquinistas se desatara. Multitud de seguidores se han dado cita en el lugar habitual de celebraciones bermellonas en la Plaza de las Tortugas, que se han teñido de rojo y negro. La fuente, que inicialmente había sido vallada en previsión por los festejos, ha concentrado a un buen número de hinchas, que han entonado los cánticos habituales de Son Moix para ponerle la banda sonora a la noche de Ciutat y han terminado dándose un baño.
Más allá del numeroso desplazamiento de seguidores a tierras navarras, centenares de aficionados han seguido las evoluciones del encuentro a través de una pantalla gigante instalada en el Mallorcafé. Tras una primera parte de sufrimiento, tras la reanudación llegó muy pronto la alegría con el gol de Ángel y la alegría ya se desbordó de una forma total con el tanto de Grenier a pocos minutos del final, que certificaba la permanencia del equipo en Primera División. Muchos enlazaron la concentración en los aledaños del estadio de Son Moix con la posterior fiesta en el corazón de Palma.
Una vez concluido el encuentro centenares de mallorquinistas no dudaron en acudir hasta la plaza Joan Carles I, conocida por los bermellones como la Plaza de las Tortugas. Este céntrico enclave ha sido históricamente el lugar de celebración de los grandes triunfos y ascensos del Real Mallorca. Esta vez lo que se festejó fue la permanencia, pero a muchos sin a lugar a dudas a muchos les supo tan bien como un ascenso o el título de Copa después de la tensión acumulada y el sufrimiento del tramo final del campeonato.