Mientras el Real Mallorca va añadiendo peldaños a la escalera del ascenso, Ante Budimir sigue a lo suyo. Cedido por el club balear a Osasuna, el delantero está cuajando otra gran temporada y acaba de recibir una de las noticias que más esperaba desde el pasado verano, cuando forzó su salida de Son Moix para continuar jugando en Primera: el seleccionador croata, Zlatko Dalic, le ha convocado para la Eurocopa de este verano. Un paso más en la carrera del Cisne de Zenica, cuyo futuro ahora mismo está lleno de interrogantes.
Budimir, que también aparecerá en las estadísticas de este ascenso a Primera una vez que se consume —jugó 35 contra el Rayo en la primera jornada—, debería poner fin a su relación con Osasuna a final de campaña. Sin embargo, el día que acordó su préstamo — coincidiendo con los últimos minutos del mercado — el club navarro se reservó una opción de compra de ocho millones de euros que debería ejecutar antes del 30 de junio y que ahora mismo encaja en sus planes. De lo contrario volvería a Son Moix, donde tiene contrato hasta 2023. El problema es que la actitud que mostró en sus últimas semanas como bermellón generó decepción en la dirección deportiva del club y en el seno del cuerpo técnico, que se vio obligado a dejarlo en la grada cuando el proyecto se alzaba.
Más allá del debate sobre si tendría cabida o no en la plantilla del curso que viene, lo cierto es que el valor de Budimir ha ido creciendo exponencialmente en cada ejercicio. Llegó a Palma en enero de 2019 procedente del fútbol italiano, como un desconocido, y tras ser clave en el ascenso con Vicente Moreno el Mallorca ejecutó la opción de compra que había pactado en su momento con el Crotone, su equipo de procedencia. En Primera no pudo evitar el descenso, pero siguió creciendo en todos los sentidos. Jugó 35 partidos, marcó trece goles y recibió, por primera vez en toda su carrera, la llamada de Croacia, que se preparaba la Eurocopa que después aplazó la pandemia. Con la caída a Segunda llegaron los problemas. El ariete ya había brillado en el escaparate y soñaba con jugar con su país la máxima competición continental de selecciones, lo que le llevó a coquetear con el Valladolid. Su negativa a bajar de categoría dio lugar a un agrio pulso que solo concluyó cuando se cerraban las ventanas del mercado con una doble cesión. Él se marchaba y Marc Cardona llegaba a Palma. Ahora, tras volver a firmar dobles figuras (lleva 11 goles), Osasuna sueña con quedárselo y se habla incluso de que la clave para hacerlo sería la venta de una de sus promesas: Jon Moncayola.
El 25% de un futuro traspaso sería para el Mallorca
Si Osasuna ejecuta antes del 30 de junio la opción voluntaria de compra que tiene sobre Budimir, el Mallorca seguiría manteniendo un vínculo económico con el delantero croata de origen bosnio, ya que conservaría el 25 % de la plusvalía de una hipotética venta. Un dato interesante teniendo en cuenta que el precio del jugador ha ido subiendo y que se podría disparar en el caso de que este verano hiciera una buena Eurocopa con su selección.