Justo cuando había metido un pie en el fango, el Mallorca elevó la vista y cazó un triunfo estratégico. Sin excesos, el grupo de García Plaza tumbó al Leganés (1-0) en una función que se le hizo demasiada larga pero en la que acabó embolsando todo el botín que había en juego.
Desde el anfiteatro, la sensación de que la escuadra balear ha alcanzado la recta final del torneo escasa de fuerzas es innegable, pero también es incuestionable que ha solventado con eficiencia casi todos los momentos clave del curso. Tres partidos después, el conjunto bermellón se reencontró con la victoria, un objetivo innegociable en el ocaso de la Liga.
Con serios problemas para amenazar a su adversario, el Mallorca encontró esta vez la puerta de entrada con un testarazo de Antonio Raíllo. La acción del central, que remató una falta botada por Salva Sevilla, acabó inclinando un partido en el que casi nunca sucedió nada.
Con el balón en poder del Leganés, el conjunto bermellón se pasó casi toda la segunda parte entre suspiros, aunque supo aguantar el tipo. Manolo Reina, errático ante el Fuenlabrada, recuperó su camiseta de héroe en la recta final del encuentro. Su mano evitó el empate del Lega, que se marchó de Son Moix a varios kilómetros de distancia del Mallorca y del ascenso directo.