Luis García Plaza sigue reescribiendo su historia en el Real Mallorca en cada partido. El conjunto bermellón, que se clasificó el pasado miércoles para la siguiente ronda de la Copa del Rey al vencer en Guijuelo (0-1, gol de Abdón Prats), echa el cierre mañana al año natural recibiendo la visita del Fuenlabrada con el objetivo de no perder para igualar el récord histórico de la entidad en el fútbol profesional -Primera y Segunda División- en sus más de 100 años de existencia.
Incluyendo en esta marca el encuentro copero, el Real Mallorca acumula ya 18 partidos oficiales sin conocer la derrota desde aquel tropiezo ante el Rayo Vallecano en la primera jornada del campeonato el pasado 13 de septiembre. Desde entonces, las huestes de Luis García Plaza no han vuelto a doblar la rodilla. Ni en Liga, donde mantiene una trayectoria extraordinaria de diecisiete jornadas sin caer que le ha impulsado hasta el liderato de la categoría, ni en Copa.
Si tomamos como referencia sólo jornadas de Liga consecuti-vas, aunque sea en temporadas y en categorías diferentes, la mar-ca se amplía hasta los 18 parti-dos seguidos sin conocer la de-rrota, un registro que igualaría mañana el Mallorca si suma ante el conjunto de José Ramón Sandoval.
El Mallorca ha conseguido esta racha hasta en dos ocasiones. La primera fue con el pobler Llorenç Serra Ferrer en el banquillo entre las temporadas 85-86 (en Segunda) y la 86-87 (en Primera), y la segunda entre las temporada 95-96 y 96-97 con Víctor Muñoz.
A las diecisiete jornadas sin perder que hemos tomado como referencia de la temporada 95-96 (sin tener en cuenta la promoción de ascenso) hay que añadir la jornada inicial de la campaña 96-97, dejando el récord en 18.
En el presente campeonato, la reacción del Mallorca ha sido pa-ra entrar en los libros de historia con letras de oro. El grupo de Luis García Plaza no pudo destapar el corcho del curso de la peor forma. La derrota en Son Moix ante el Rayo Vallecano invitaba a pensar en lo peor después de caer por el precipicio de la máxima categoría unos meses antes.
Nada más lejos de la realidad. Apenas unos días más tarde, el bloque bermellón dio la cara nada menos que ante el todopoderoso Espanyol de Vicente Moreno, el máximo favorito para ascender a Primera.
El 0-0 ahuyentó los fantasmas y acalló a los agoreros que ya comenzaban a recorrer los pasillos de Son Moix.
Tres triunfos consecutivos (Sabadell, Tenerife y en el Anxo Carro, donde nunca había ganado) comenzaron a sembrar la semilla del éxito. El gran rendimiento a domicilio, con siete victorias (incluyendo la de Copa) en diez salidas; la seguridad mostrada bajo los palos por Manolo Reina (solo ha encajado dos goles como visitante) y la fiabilidad ante algunos de los rivales directos -ha vencido a Almería y Leganés a domicilio- convierten la actual versión del Mallorca en una de las mejores de la historia. El récord de los diecinueve partidos sin perder ya se acaricia con la punta de los dedos para poner la guinda al mejor arranque de su existencia.
El Fuenlabrada, que el pasado miércoles se impuso por la mínima en el Estadi Balear para avanzar en la Copa del Rey, está preparando el encuentro en la Isla. Aprovechando el desplazamiento para el duelo ante el conjunto de la Vía de Cintura, la escuadra madrileña optó por quedarse y ejercitarse en las instalaciones de la Ciudad Deportiva Antonio Asensio.
El equipo de Sandoval, que ocupa la zona media de la clasificación con 23 puntos (18 menos que su rival), afronta el duelo con su peor racha de la temporada, tres derrotas consecutivas, que le autoexigen a sacar algo positivo de Son Moix para amortiguar la caída y no verse involucrado en la pelea por evitar las plazas de descenso. Quiere cerrar el año con un buen sabor de boca ante un Mallorca que persigue el récord historia sin perder.
El récord de los seis triunfos seguidos
El Real Mallorca también podría conseguir mañana ante el Fuenlabrada igualar el récord de victorias consecutivas en Segunda División. El registro data de la temporada 88-89 con Serra Ferrer en el banquillo. El preparador de sa Pobla, que esa campaña había reemplazado al serbio Iván Brzić, logró que el equipo reaccionara a lo grande para sembrar las base del ascenso, que se logró en la promoción a costa del Espanyol gracias a los goles de Miquel Àngel Nadal y Gabriel Vidal que le dieron la vuelta al 1-0 adverso de la ida. Esta racha de seis victorias consecutivas arrancó el 26 de marzo de 1989 en Riazor ante el Deportivo (0-1, gol de Álvaro Cervera) y se cerró ante el Rayo el 7 de mayo. Entre medias llegaron los triunfos ante Recreativo, Mollerussa, Sestao y Eibar.