Mientras el Mallorca apuntala el campamento en la parte alta de la clasificación, su entrenador sigue tirando de la cuerda. Consciente de que el equipo está dónde está por sacrificio, sudor y mucho empeño, Luis García Plaza se ha propuesto mantener al grupo tenso y hambriento para evitar que aparezca alguna grieta en su productividad. Sobre todo ahora, que parece estar más cerca que nunca de la velocidad de crucero.
«El equipo está muy bien, transmite muy buenas sensaciones, pero tenemos que ser conscientes de que lo estamos haciendo con mucho esfuerzo. El día que no lo hagamos bajaremos el rendimiento», anuncia en voz alta sin apartar la mirada de la próxima cima a conquistar: «Tenemos que salir ante la Ponferradina como si fuese una final, jugar a tope e intentar sacarlo adelante».
Alertas
Si algo parece tener claro LGP es que no puede levantar el pie del acelerador. Ni siquiera apartar un segundo la vista de la carretera. Por delante, ni Espanyol ni Sporting reducen la velocidad de la marcha. Y por detrás empujan el Leganés, el Cartagena o, un poco más allá, el Almería. Un entorno salvaje que no admite despistes de ningún tipo. «Lo del Espanyol no me sorprende, todos esperábamos que hiciera lo que está haciendo», reflexiona García Plaza. «Se tienen que dar muy mal las cosas para que no quede primero o ascienda y creo que todos los entrenadores de la categoría pensamos lo mismo. Y a partir de ahí somos un montón de pretendientes para la segunda plaza. Ojalá el Espanyol flojee porque nosotros de puntos vamos genial, pero es que los números que presentan ellos son increíbles. A este ritmo puede hacer noventa y tantos puntos, una locura, cuando el ascenso la temporada pasada estuvo en setenta y pico. El Sporting se lo está ganando y creen mucho en lo que hacen, pero no están solo ellos. Leganés, Girona o Almería o Rayo irán creciendo».
Luis García ha podido completar una semana despejada de compromisos después de otras dos de auténtica locura en las que tuvo que preparar hasta cinco partidos en quince días. Un túnel del calendario del que el Mallorca ha salido acorazado y que ha supuesto un termómetro para el entrenador, que ya conoce un poco mejor lo que guarda en el armario. «La plantilla ha demostrado que es muy competitiva. El día a día me deja claro que todos pueden jugar y de no ser así no habría hecho tantas rotaciones. Conmigo no va a haber un once fijo. Y ya sé que no puedo ser justo con todos, aunque ese es un bendito problema», reconoce el madrileño tras archivar las primeras diez jornadas.
En el siguiente peldaño que van a encontrarse Luis García Plaza y el Mallorca está la Ponferradina, un rival que tras afear su magnífica salida con tres derrotas consecutivas recomponía este jueves la figura ganándole al Alcorcón en un partido aplazado. Tendrá, eso sí, poco tiempo para recuperarse. «Una cosa compensa a la otra», afirma Luis García. «Viene con un refuerzo moral y creo que es un buen equipo de la categoría, que deja pocos espacios y que tiene un jugador diferencial como Yuri», avisa.
Bajas
Para cercenar esa mejoría de la Ponferradina Luis García no podrá con Baba, que recayó en Zaragoza y que debía incorporarse a su selección la semana que viene, ni con el brasileño Murilo de Souza, que sigue sin alejarse de las molestias. En cambio, recupera para la causa a Álex Alegría.