El Real Mallorca afrontará su regreso a Primera seis años después, con el objetivo de luchar por la permanencia y seguir creciendo tras unos años muy duros, también desde el punto de vista institucional, para una entidad que hace dos temporadas militaba en Segunda B.
Los dos ascensos consecutivos del equipo bermellón le han vuelto a situar en la élite el fútbol español, y sus propietarios -empresarios estadounidenses encabezados por el dueño de los Phoenix Suns, Robert Sarver- enarbolan la bandera de la austeridad para alcanzar los objetivos previstos.
Ni rastro queda de directivos anteriores que dirimirían sus pleitos en los juzgados, tras tormentosos consejos de administración, ni tampoco queda recuerdo alguno del dirigente que malvendió a Marco Asensio al Real Madrid, la perla de la cantera, por 4 millones de euros.
El Mallorca ha encontrado la estabilidad con Sarver y su equipo de trabajo y el club está, de nuevo, en el grupo de los «grandes» al que perteneció hasta 2013, en los quince años seguidos más fructíferos de su centenaria historia.
El club mallorquín recibirá este año una importante inyección económica -entre 40 y 50 millones de euros- tras su vuelta a LaLiga Santander, pero parte de ese dinero (17 millones) lo tiene hipotecado con Hacienda tras superar un concurso de acreedores en 2009.
La prueba de que el Mallorca no nada en abundancia lo da el perfil de futbolistas que ha fichado hasta ahora. Todos proceden de equipos modestos y con nula experiencia en Primera, cuestión que ha sido criticada públicamente por el segundo técnico el equipo, el argentino Daniel Pendín.
Solo nueve integrantes de la plantilla han jugado en la liga de las «estrellas»: el portero Manolo Reina, los delanteros Álex Alegría y Abdón Prats, el extremo Lago Junior, los defensas Antonio Raíllo y Xisco Campos y los centrocampistas, Salva Sevilla, Marc Pedraza y José Señé.
El resto de sus compañeros proceden de clubes con escaso o nulo peso en las competiciones nacionales o extranjeras, aunque con hambre, ganas y muchos deseos de labrarse un futuro en el fútbol español, según ha declarado el consejero delegado de la entidad, Maheta Molango.
«No buscamos fichajes que ilusionen al aficionado, sino jugadores que se identifiquen con el club y lo den todo en el campo; sabemos que en Primera somos los últimos de la cola», declaró el directivo en una entrevista concedida a Efe días después del ascenso a Primera.
Uno de los mayores retos económico emprendidos por la entidad en su vuelta a Primera, teniendo en cuenta las cifras modestas que maneja en Primera, ha sido la renovación del contrato del centrocampista ghanés Iddrisu Baba, cuya cláusula de rescisión asciende a 45 millones de euros.
También ha hecho un esfuerzo para mantener en el banquillo al entrenador que rescató al equipo de la Segunda B hasta devolverlo a la categoría de oro del fútbol español en apenas dos años: el valenciano Vicente Moreno, que renovó su contrato hasta 2022.
Los métodos de trabajo de Sarver y su equipo formado por el ex baloncestista Steve Nash y el ex tenista Andy Kholberg, están muy presentes en la entidad bermellona. En una de las paredes de las oficinas del club en el estadio Son Moix es bien visible la frase motivadora pronunciada por el famoso ex baloncestista estadounidense Michael Jordan: «Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con que pasará, otras hacen que suceda».
Al ser preguntado Molango por la estrategia que iban a seguir la próxima temporada para equilibrar ingresos, gastos y fichajes con el objetivo de la permanencia, respondió en inglés: «Business as usual» (Negocios como siempre).
«Como cuando inviertes en Bolsa, nuestro proyecto es a largo plazo», ha resumido, en alusión a que el Mallorca quiere mantener en Primera el perfil del equipo que fue capaz de conquistar dos ascensos seguidos.