La rabia y la impotencia por la derrota ante el Huesca se reflejaba en el rostro e impregnaba el discurso del técnico del Mallorca, Javier Olaizola, en tierras aragonesas. «La impotencia es terrible», admitió el preparador vasco tras observar como claves los «errores puntuales» y resaltar que los fallos en la «toma de decisiones» y «no saber leer el partido» privaron a los suyos de un punto que habría sido «lo normal» e «interesante».
«Con media ocasión nos marcan y a nosotros nos cuesta mucho», resumió sin perder de vista que el 2-1 en el 93 llega por la «toma de decisiones tanto técnicas como tácticas». «Cuando conseguimos empatar y está terminando el partido es una cuestión de despejar; hemos intentado controlar y han llegado pérdidas», explicó.
«Hay situaciones que son del futbolista. Cuando has hecho tres cambios se trata de manejar las acciones de partido porque desde fuera no puedes hacer ya mucho más», incidió, aunque resaltó que «no le puedo reprochar compromiso y dedicación a los jugadores, pero los errores puntuales nos están costando los puntos».
Olaizola, que apuntó que «lo he probado todo (cambio de sistema y jugadores)», se confesó «jodidísimo» al advertir que «mi dedicación es al 3.000 por cien, ningún rival nos ha superado por el trabajo hecho entresemana y cuando vuelve a suceder otra semana la impotencia es terrible».
El único remedio que ve es «seguir trabajando», «hacer una gran autocrítica» y un giro en el «factor suerte». Asegura sentirse «fuerte», aunque entiende «todas las decisiones que tome el club».