Gabriel Cerdà ha demandado en un juzgado de Barcelona al máximo accionista del Mallorca, Llorenç Serra Ferrer, por un supuesto incumplimiento del acuerdo de sindicación que ambos sellaron el pasado 24 de julio de 2013. El presidente del club bermellón entiende que el pobler ha vulnerado la alianza con una serie de decisiones y ha trasladado al terreno judicial su enésima disputa, que afecta de lleno al órgano de poder de la entidad rojinegra.
El acuerdo, válido para siete temporadas (hasta 2020) y prorrogable de año en año salvo que una de las dos partes solicite su ruptura dentro de los plazos marcados (dos meses antes de la fecha de vencimiento), establece gravosas indemnizaciones en caso de incumplimiento, tal y como publicó este diario el pasado 28 de enero. En concreto, ascienden a 1,5 millones de euros por punto no respetado y sociedad, en este caso dos: Tukis Invest y Tukis Productions.
Respaldo
La demanda de Gabriel Cerdà, que cuenta con el respaldo jurídico del prestigioso abogado y ex director general de la Liga ACB, Josep Senespleda, responde al deterioro de su relación con Serra Ferrer, que en los últimos meses se ha visto reflejado en numerosas ocasiones, especialmente durante las reuniones del consejo de administración del Mallorca.
Cerdà, molesto con los golpes que le ha propinado Serra al arrebatarle poder en ciertas parcelas del club y con una supuesta falta de respeto en la disciplina de voto de las reuniones del consejo, dio un paso al frente hace unas semanas y trasladó al juzgado sus reclamaciones. Una de ellas tiene que ver con el aislamiento al que entiende haber sido sometido en unas funciones muy concretas, como en la representación de la entidad ante la Liga de Fútbol Profesional (LFP) o la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), una tarea que tras él asumió Michael Blum y de la que ahora se encarga Juan Barrios.
Distanciado
A Cerdà tampoco le ha gustado verse alejado de la gestión económica del Mallorca. En el momento de ser redactado, el acuerdo de sindicación se desarrollaba en torno a un reparto de poderes que el máximo dirigente interpreta que ha sido infringido. Sobre el papel, Serra se encargaba del área deportiva y el empresario pollencí , de la gestión del resto de parcelas, entre las que se incluían, por ejemplo, las áreas de Comunicación y Marketing. Sin embargo, considera que el despido de su hombre de confianza, el ex director general José María Durán, atenta contra ese punto y le distancia definitivamente del control en esos campos. Además, Gabriel Cerdà también asegura que, a través de muchas de las medidas aplicadas en los últimos tiempos por el consejo de administración (retirada del teléfono del club, tarjeta de crédito, vehículo...), se le ha privado de los medios necesarios para ejercer el cargo de presidente del Mallorca.
Por su parte, los servicios jurídicos de Llorenç Serra Ferrer, que rubricó el pacto con Cerdà con la intención de mantener a toda costa el poder del Mallorca y evitar que el pollencí estableciera acuerdos con otros consejeros, entienden que aunque no puede destituirlo como presidente, sí tendría en cambio libertad de voto.