Asentado en tierra de nadie y con un montón de interrogantes sobre la cabeza, el Mallorca busca en A Coruña un atajo que le permita acceder a su hábitat natural. Y aunque Oltra lleva toda la semana esforzándose por mantener al vestuario impermeabilizado y apartado de la presión, el equipo penetra en la morada de un enemigo directo con la obligación de llenar el cazo. Tras tres jornadas de camino entre socavones (ha sumado 2 puntos de 9 posibles), los rojillos necesitan un golpe de efecto que les ayude a seguir enganchados al tren delantero y mantener intactas sus opciones de levantar, de una vez por todas, el campamento en la azotea (Riazor, 12.00 horas, Canal + 1).
Casi sin darse cuenta, encara el Mallorca uno de esos encuentros que aparecen marcados con un círculo rojo. Por un montón de razones, además. Pero, sobre todo, por las distancias que podría establecer entre uno y otro equipo en el caso de que el dado volviera a caer esta vez del lado contrario.
Primer cuarto
Durante todo el primer cuarto del campeonato, la escuadra balear ha malgastado un fragmento notable de su crédito en batallas sin recorrido y otro patinazo podría dejarle a ocho puntos de distancias de la zona de ascenso directo y comprometer, más de lo necesario, un futuro que ya de por sí parece bastante nublado.
Oltra regresa al último escenario en el que tocó el cielo y lo hace con un manual algo cambiado. Cansado de ver a su formación agujereada, el técnico ha optado en las últimas semanas por protegerse mejor ante las ofensivas del enemigo de turno y por cuidar ciertos detalles a los que antes no prestaba importancia. Y aunque el vestuario ha apreciado una cierta mejoría en ese sentido, los números aún no cuadran.
Además de los cambios que él mismo ha promovido en su búsqueda de la estabilidad, el técnico ha tenido que tirar de su fondo de armario para solventar los problemas con los que se ha ido topando durante la semana. A la baja de Nsue, uno de los protagonistas del duelo de anoche en Malabo entre España y Guinea Ecuatorial, el valenciano ha perdido Martí, su timón en el centro del campo, de cara a un periodo importante y eso le ha obligado a remover el cajón para reducir los efectos del golpe.
No obstante, parece que cuenta con alternativas de sobra. Una de ellas pasa por situar a Riverola a los mandos (hasta ahora el catalán solo ha sido titular una vez, en El Molinón) y devolver a Iñigo Pérez, ausente del once en los tres últimos episodios, a la orilla izquierda del centro del campo. Y la otra, por empotrar al jugador cedido por el Athletic al costado de Thomas y dejarle la banda al juvenil Marco Asensio, sin duda la noticia más agradable que ha generado el club en todo el ejercicio.