Mallorca 0 - 0 Lugo
Mallorca: Rubén Miño; Ximo, Bigas, Geromel, Miguel García (Kevin, min. 46); Nsue, Martí, Thomás, Alfaro (Marco Asensio, min. 83); Víctor (Alex Geijo, min. 68) y Gerard Moreno.
Lugo: José Juan; David Gutiérrez, Jorge García, Lolo Pavón, Manu; Iván Pérez (Iago Díaz, min. 80), Seonane, Carlos Pita, Pablo Sánchez (Juanjo, min. 67); Álvaro Peña; Vincenzo Rennella (Sandaza, min. 62).
Árbitro: Muñoz Mayordomo (comité castellano-manchego). Amonestó a Geromel, Kevin, Jorge García, Manu
Pasan las jornadas y el Mallorca permanece atrapado en uno de esos atascos que tan a menudo desquician a los equipos de su perfil. A excepción de algún adelantamiento furtivo o de un acelerón brusco inspirado en su calidad, el conjunto de Oltra no avanza a la velocidad exigida y, por una razón u otra, nunca llega a sacar la cabeza del agua. Incapaces otra vez de cuajar una función al completo, a los rojillos no les bastó con un aceptable segundo acto para derribar a un Lugo demasiado encogido que nunca le puso mala cara al empate. El cuadro balear volvió a sumar y le aplicó un punto de sutura a su defensa. Aunque es bastante probable que en su estado eso no sea suficiente (0-0).
Últimamente el Mallorca parece empeñado en escalar a través de un poste de alta tensión. Pasito a pasito va ganando centímetros, pero vive siempre expuesto a una descarga. Ante el Lugo, que se presentaba en Son Moix como un ejemplo a seguir, Oltra no cambió su molde más característico, mantuvo el sistema de protección y recuperó a Alfaro para instalarlo en uno de los costados. Sin embargo, su centro del campo estuvo encharcado durante todo el primer tiempo y al equipo le costó mucho, muchísimo, salir de la cueva.
En blanco
El Lugo tampoco ayudó a desbloquear la batalla. Consciente de que se encuentra por encima de sus expectativas, el cuadro de Quique Setién se ofreció desde el principio a apalabrar la igualada y ayudó a componer una primera parte insoportable cuyo resumen cabría en un post-it. En un par de planos rápidos. Solo un envío en largo que recicló Nsue y malgastó Alfaro desde el balcón del área sacudió un guión frío, plano y previsible. Muy previsible.
El segundo tiempo fue otra cosa. Tampoco hubo fuegos artificiales, pero al menos el Mallorca dio un paso al frente y activó un plan de asalto en mejores condiciones. Mientras Kevin suplía al tocado Miguel García, el grupo se ponía en marcha. Eso sí, el Lugo seguía abrigado y en el ataque bermellón no todas las piezas cuadraban. Víctor se mostraba extrañamente desorientado, Gerard no encontraba respaldo y Alfaro, una vez más, seguía desaparecido.
El Mallorca aprovechó la ocasión para restaurar las paredes de su defensa, aunque también es verdad que la exigencia del Lugo en esa dirección resultó mínima. Miño contempló el primer asalto desde una tumbona y tras el descanso solo una bala perdida le recordó el peligro.
Lo mejor se condensó en el epílogo. Marco Asensio endulzó los postres con su estreno en casa y por momentos amplificó la sensación de que el partido podía ganarse. Recostado sobre el flanco izquierdo, el juvenil firmó las estampas más bellas del choque y se propuso tirar del equipo. Una agradable señal que, curiosamente, recuerda que hay algo que aún no funciona.