El mal arranque liguero y la eliminación de la Copa del Rey han dejado prácticamente agotado el crédito de José Luis Oltra como técnico del Real Mallorca. Apenas ha transcurrido un mes de competición, pero tres derrotas en cuatro jornadas, agravadas por severas goleadas, y la sonrojante despedida del torneo del KO le han situado en una situación límite. El partido de este domingo ante el Hércules cobra forma de ultimatum para Oltra. Los resultados mandan, aunque no son los únicos que han precipitado los acontecimientos en la caseta rojilla.
LA DERROTA ante el Alcorcón y la consiguiente despedida de la Copa a las primeras de cambio activaron las alarmas, que se dispararon cuando el técnico analizó el partido en la sala de prensa. Pidió perdón a la afición por segunda vez tras apenas un mes de competición, calificó de «lamentable» el encuentro, reconoció haber sentido «bochorno» y sentenció que «transmitimos que no tenemos manejo, ni llegada, ni solidez, ni agresividad». El derrotismo que impregnó el discurso de Oltra hizo tambalear de golpe la confianza de los responsables deportivos en su figura.
Las formas de su análisis tienen tanta incidencia en la situación del técnico como el fondo, ya que la planta noble de Son Moix advierte que su gestión del grupo está en entredicho. Y es que consideran que el mensaje hacia sus pupilos no ha calado teniendo en cuenta que sus manifestaciones dejan patente una desconexión entre lo que aspira para el equipo y lo que realmente sucede sobre el césped. No se trata de una situación meramente técnica o táctica, porque los problemas de gestión del grupo son los que le han puesto en jaque.
SON BIBILONI fue el escenario ayer del reencuentro entre el técnico y el máximo accionista de la SAD balear, Llorenç Serra Ferrer, que había disfrutado de unos días de vacaciones tras el cierre del mercado estival y no había presenciado los dos últimos compromisos de los suyos. Durante cerca de dos horas Oltra y el director deportivo intercambiaron opiniones sobre el rendimiento del conjunto rojillo y Serra Ferrer le trasladó su total confianza.
LA EXTRAÑA costumbre del fútbol español de ratificar a un entrenador antes de cesarlo se presume idéntica a la que afronta ahora el técnico valenciano del Real Mallorca. Una derrota con resultado o imagen parecida a lo visto en la mayoría de partidos del inicio de la liga desembocarían en su destitución. El Hércules puede ser su verdugo. Solo una reacción inmediata haría que se alejara un poco la espada que blande sobre su cabeza.
EL PRECEDENTE de Joaquín Caparrós no juega precisamente a favor de la continuidad de Oltra. La pasada campaña Serra Ferrer se encomendó al técnico utrerano a pesar de la racha paupérrima que protagonizó el equipo. Su tardía destitución es recordada como clave en el descenso a Segunda y, ahora, se teme que la mala dinámica del inicio del curso se enquiste hasta un punto de no retorno.
TAMPOCO ha sido del agrado de los gestores del club el hecho de que el técnico concediera hoy una jornada de descanso al grupo. La sesión de ayer fue de recuperación, lo que unido al descanso de hoy, limita la preparación de cara al partido ante el Hércules.