La lucha en el vagón de cola de la clasificación es desde hace semanas dramática, pero ahora se convierte en histérica y hasta por momentos asfixiante. Así no hay quien viva. La ansiedad y el miedo atenaza a los futbolistas de los equipos implicados y cada jornada los ejemplos se suceden uno tras otro. El pasado viernes en Son Moix el Mallorca se vio atenazado por sus propios temores y ayer el Granada ante el Valladolid (1-1) se olvidó de cómo se meten goles para ganar. Existe un mal endémico entre los conjuntos que están abajo y es el pánico a perder. Además, la inseguridad ante la meta rival se acentúa a medida que pasan los minutos. El punto sumado por el Mallorca ante el Rayo era malo el viernes por la noche, pero ayer sobre las seis de la tarde ya tenía un valor mucho mayor. El empate en Los Cármenes impide al Granada despegar y por lo tanto sigue ahí, junto al Mallorca, un punto por encima. A tiro de piedra. Si mañana Zaragoza y Celta empatan y se mantienen las diferencias, el empate cosechado contra los vallecanos doblará su valor de mercado. Así es el fútbol. Así se vive ahí abajo en el sótano de la Liga. Donde casi todo huele mal, donde sobreviven los que mejor manejan la ansiedad y estos no siempre suelen ser los mejores. También hoy cobra especial interés el choque entre el Deportivo y el Athletic Club. Si los de Fernando Vázquez ganan, toman impulso y alcanzarían los 32 puntos, una cifra muy considerable teniendo en cuenta que abajo van a paso de tortuga, sumando poco y mal y facilitando que equipos como el blanquiazul tenga opciones de tomar ventaja.
Pero al margen de lo que pueda hacer hoy el Deportivo, la jornada va dejando una conclusión clara y es que nada está perdido y el Mallorca tiene todavía una nueva oportunidad la próxima jornada de mantener firme el sueño de abandonar la zona de descenso en un par de achaques. Hasta ahora ha ido desperdiciando posibilidades. Lo hizo ante el Deportivo, anteriormente contra el Getafe y este fin de semana contra el Rayo.
Precisamente frente a los madrileños firmó un partido gris y salvó un punto gracias al poco acierto del rival, que llegó a estrellar hasta tres balones a la madera. El Granada ayer también empató, pero las sensaciones que ofreció fueron las de un equipo que buscó más el gol y pecó de la misma enfermedad que el Rayo, de falta de puntería. Si mañana en Balaídos se solventa el partido con un empate, el Mallorca tendrá otra opción el sábado de jugar en La Romareda con muchas posibilidades de ganar tres puntos que le permitan tomar posición para empezar, ahora sí, la carrera por abandonar las tres últimas posiciones de la tabla. Pero para hacerlo debe ofrecer una mayor seguridad defensiva, mucho más que la exhibida ante el Rayo. La inseguridad de la zaga es un oasis para los rivales.
Marcó un gol el conjunto de Paco Jémez, pero llegó a perdonar hasta tres más y no siempre los rivales serán tan benévolos ante la portería del Mallorca. Si a este problema se añade que el conjunto rojillo tampoco está excesivamente acertado de cara a la meta rival, el problema se ve aumentado. El Zaragoza es un equipo atenazado por los temores del descenso, inseguro en su terreno de juego y desde hace semanas la ansiedad se ha apoderado de sus futbolistas. Es una oportunidad de oro que de nuevo la Liga le pone en bandeja a los isleños para tratar de sobrevivir al infierno.
Aouate y Tissone
En el apartado deportivo, está previsto que mañana lunes Dudú Aouate y Fernando Tissone regresen a los entrenamientos tras causar baja ante el Rayo por culpa de la gripe. El club, a través de los servicios médicos, ha asegurado que ni uno ni otro presentan la mononucleosis, que sí sufre Emilio Nsue.
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