Transmite tranquilidad y confianza, pero sigue acusando el golpe. Serra Ferrer no ha tardado en mover pieza para recuperar el control del Mallorca y apagar la rebelión que ha trazado un enorme interrogante alrededor de la SAD balear. El Brujo de sa Pobla ha decidido incrementar la presión sobre Gabriel Cerdà Alemany, el consejero que tiene la llave del gobierno del club, pero también está utilizando todo el armamento que tiene a su alcance para proyectarse como la gran víctima de una alianza -la presuntamente forjada entre Claassen y Cerdà- que amenaza con relegarle al banquillo de la oposición.
PRESIÓN
Utiliza a amigos comunes para recuperar los votos de Cerdà
Desde el pasaso martes, el teléfono de Gabriel Cerdà echa humo. Apenas responde a las llamadas, pero algunas son inevitables. Serra Ferrer ha recurrido al círculo más íntimo del consejero de Patrimonio -comparten varias amistades e incluso mantienen lazos familiares- para reestablecer el viejo orden. El máximo accionista está convencido de que Cerdà sólo quiere la cabeza del presidente Cladera y apela a su vieja amistad, pero también sabe que nada volverá a ser como antes. Serra Ferrer no luchará en exceso por Cladera -lo considera un sacrificio asumible-, pero si por el paquete de títulos que otorga el control de la entidad.
FRACASO
Reunión hasta las tres de la mañana que no dio resultados
Serra Ferrer sabía desde hace tiempo que Cerdà y Claassen habían estrechado su relación, pero apenas le prestó importancia. No fue el caso de Cladera, públicamente enemistado con ambos. Cada vez que el alemán y el consejero satanizado coincidían en el palco de Son Moix, el rostro del exconseller de Turisme era un poema. A Serra siempre le dio igual. En su día también recibió una querella de Claassen, pero nunca imaginó que Cerdà exigiría públicamente la decapitación del presidente. Todo estalló el día 2 por la mañana, cuando el germano remitió a todos los miembros del consejo de administración un escrito en el que solicitaba la inclusión del orden del día de cuatro puntos que afectaban a la continuidad de Cladera. La noticia no tardó en trascender -también el presunto acuerdo entre Utz Claassen y Cerdà- y Serra se puso en alerta. Tras el partido ante el Zaragoza, el exentrenador del Betis mantuvo una larga reunión con el representante de Tukis Invest SL. Este le confirmó su absoluta decepción con Cladera y la necesidad de destituirlo. Serra trató de persuadirlo, aunque lo único que logró fue un «me lo pensaré». El resto es de domio público.
LA PLANTILLA
Caparrós siempre ha estado alineado; el vestuario es ajeno
Joaquín Caparrós siempre ha estado alineado con la causa de Serra Ferrer y durante las últimas horas las cosas no han cambiado. En su reciente visita a la UIB, donde el utrerano impartió una conferencia, echó un cable a Cladera («es mi presidente actual, es mi presidente», dijo) y, dentro de sus posibilidades, lo seguirá haciendo. La actitud del técnico ha generado cierto debate, entre otras cosas, porque es el entrenador del Mallorca y no el entrenador de Serra y Cladera. Además, la delicada situación del equipo (a un sólo punto de distancia del descenso) requiere que el andaluz se dedique a otros menesteres. El director deportivo también ha intentado involucrar a los futbolistas, pero el vestuario vive ajeno a las batallas institucionales. Ningún jugador hablará públicamente mal de Serra Ferrer, pero tampoco lo harían si asumiera el control del club otra gente.
GANAR TIEMPO
Pide a Cladera que no dimita bajo ningún concepto
Jaume Cladera tiene muchas dudas, pero Serra Ferrer le ha rogado que no dimita bajo ningún concepto. Para el director deportivo es fundamental ganar tiempo e incrementar la presión sobre Gabriel Cerdà. Otra de las premisas es retrasar al máximo la fecha del consejo de administración que Cladera se comprometió a convocar en un plazo máximo de diez o quince días para abordar su destitución. Allí el asunto es más complicado. El presidente dió su palabra ante todo el consejo y no quiere volver a quedar retratado. Está dispuesto a aguantar, pero todo tiene un límite.
LA NEGOCIACIÓN
La presidencia y la gestión de la entidad
Planean muchas preguntas sobre el diseño y alineación del nuevo consejo, aunque también sobre el futuro papel de Cerdà. Si el ideólogo del nuevo Sitjar vuelve al redil, Serra Ferrer estaría dispuesto a asumir la presidencia del club (se trata de un paso natural porque ya que es vicepresidente), pero no sería fácil gestionar este viaje de ida y vuelta. Pese a todo, la madre de todas las batallas sería el nombramiento del segundo consejero delegado, un puesto clave para la gestión del club y para el que hacen faltas el acuerdo de dos tercios. Consciente del problema, Serra ha empezado a tender puentes a Claassen.
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