El consejo de administración del Mallorca se tambalea. Después de cuatro horas de «intensa y compleja» reunión, votaciones inesperadas y maniobras en la sombra, el órgano de gobierno de la entidad amenaza con resquebrajarse para perder su fisonomía actual. Biel Cerdà, uno de los hombres de confianza de Llorenç Serra Ferrer en el órgano de gobierno desde su llegada al puente de mando, confirmó ayer su sorprendente cambio de bando y selló una alianza con Utz Claassen para forzar la ejecución de Jaume Cladera como presidente y abrir un camino lleno de interrogantes para el futuro del club.
Utz Claassen había advertido de sus intenciones poco antes de hacer estallar la bomba que ayer hizo explotar en las entrañas de Son Moix. Tras recabar los apoyos necesarios para asegurarse el triunfo en una posible votación, solicitaba a través de un escrito la marcha de Cladera o, en su defecto, un plebiscito que decidiera su continuidad en el cargo. En principio, el presidente salvaba el match-ball aferrándose al orden del día de la reunión, en el que no figuraba ningún punto referente a las reivindicaciones del alemán. Sin embargo, su salida estaba encauzada y el propio exconseller de Turisme acabó admitiendo que su ciclo en la poltrona de Son Moix está a punto de alcanzar la fecha de caducidad.
Puntos del día
«Se han aprobado una serie de puntos del orden del día de la próxima Junta General de Accionistas, que se celebrará el 29 de enerom, y Cerdà y Claassen han hecho incluir un punto para que se aborde allí mi destitución», destacaba Cladera al iniciar el resumen de lo que se había abordado durante el consejo de administración.
Resignado y visiblemente afectado por lo que acababa de suceder en las oficinas del estadio, Jaume Cladera asumía la derrota y reconocía que está a punto de producirse un cambio de orden en el Mallorca: «Cada uno es libre para tomar sus propias decisiones y Claassen lo ha hecho. La libertad de actuación de cada uno es lo más importante. Pero tampoco estoy defraudado en absoluto con Cerdà. Todo el mundo tiene su carácter y su comportamiento», continuaba.
«Serra está un poco sorprendido y decepcionado porque fue él quien nos trajo aquí. A mí, a Cerdà y a Coca», seguía relatando Cladera. «No sé cómo irá todo, ya veremos, aunque sí me queda poco como presidente. Eso está claro», sentenciaba antes de lanzarse incluso a valorar su etapa en la presidencia.
«Estoy muy contento de haber colaborado con el Mallorca. Ser presidente del club es un orgullo», analizaba Cladera. «¿Mis acciones? No sé qué haré con ellas. Es un tema sobre el que no he pensado. Me gustaría acabar esto con normalidad y tranquilidad sin producir ningún problema a la institución, que es lo más importante. Entré circunstancialmente y me doy cuenta de que cuando aceptas estas cosas deben estar muy pensadas y reflexionadas, además de conocer mucho el mundo del fútbol», matizaba a modo de despedida. Cladera se ha comprometido a abordar su destitución en un plazo máximo de diez o quince días, durante una nueva reunión del consejo.