Antoni Calafat Rotger (Palma, 1939) se ha marchado. El último gran embajador del Real Mallorca falleció ayer a los 73 años de edad. Deja un puñado de amigos y una huella indeleble en la historia moderna del club balear. Mallorquinista de cuna, fue reclutado por el expresidente Bartomeu Beltrán para representar a la institución en los desplazamientos. Calafat gastaba guantes de seda. Educado y atento, siempre dominó el arte de la diplomacia. Apagaba incencios con una elegancia innata y fue una referencia ineludible de un Mallorca que se estaba transformando para dar su mayor salto de calidad.
LICENCIADO en Económicas, cursó estudios superiores en Barcelona y Madrid. Su vida profesional transcurrió vinculada a dos empresas del ramo de la construcción -Fibrotubo y Uralita-, donde siempre ocupó cargos ejecutivos. «Era una persona entregada a la institución de forma totalmente altruista. Dió mucho y recibió poco», destaca Ramón Servalls, exdirector general de relaciones externas de la SAD baler que también se incorporó al organigrama bermellón tras el desembarco de Beltrán. «Era muy buena gente, de esas que conoces y te marcan enseguida por su educación y elegancia», añade Servalls. El relato de Bartomeu Cursach Mas, empresario y antiguo máximo accionista del club, ensalza la entrega incondicional de Calafat al proyecto. «Era un personaje único, una persona extraordinaria y un gran mallorquinista. Realizó muchos sacrificios por el Real Mallorca».
CURSACH , amigo personal de Antoni Calafat, desvela que cuando el club inició su reconversión en sociedad anónima fue uno de los primeros en dar un paso al frente. «Era un socio más, pero fue de los primeros en ayudar al difunto Miquel Dalmau y puso sobre la mesa un millón de las antiguas pesetas... Era un directivo de la vieja escuela, a los que les importaba la imagen de la entidad y de los que ponían dinero. Era un exponente de una generación con valores que está en vías de extinción. Ultimamente solo se levantaba de la cama para ir a ver al Mallorca. A nivel personal era un amigo que nunca te fallaba».
BARTOMEU BELTRÁN conoció a Calafat en un desplazamiento del Mallorca, charlaron unos pocos minutos y al cabo de unas pocas semanas decidió alistarlo en su proyecto. «Representaba muchos valores del mallorquinismo, era un punto intermedio entre los alfonsinos y los clásicos del Sitjar. Era un señor en el sentido más estricto de la palabra», explica el médico y comunicador que ocupó la poltrona de la entidad durante tres temporadas. «Procedía de una familia de grandes mallorquinistas y él también lo era. Sólo puedo decir que tuve el honor de tenerlo conmigo en el Mallorca».
PARA EL PRESTIGIOSO letrado Joan Buades, Antoni Calafat era el paradigma de la diplomacia. «En clave mallorquinista, para mi siempre fue un hombre de estado. El diplomático que siempre está ahí, aunque cambien los gobiernos y sus mandatarios. Su fidelidad y cariño a la institución eran incondicionales. Era un gran servidor del Mallorca». Buades desvela que «aquella directiva es difícilmente repetible. Me vienen a la cabeza muchas anécdotas, pero en el ADN de Calafat estaba velar por el club y su imagen. Nunca entraba en conflictos o en guerras... Su biografía deja muy claro que él era del Mallorca, no era ni de un presidente ni de un accionista».
MATEU ALEMANY Font también compartió muchas cosas con Antoni Calafat. Su descripción es sencilla: «Era un mallorquinista de verdad y con letras mayúsculas. Su familia también lo era. Representó al club durante muchos años, en muchas ciudades y en muchos palcos y lo hizo de forma extraordinaria». El expresidente bermellón, que también estableció un vínculo personal con Antoni Calafat, remarca que «es difícil encontrar a una persona que deja tantos amigos y que genere tanto consenso. A nivel personal también era un amigo y, en este caso, se mezclan muchas cosas. Era una persona muy querida por todo el mundo. Los directivos rivales también lo adoraban, circunstancia que delata su gran calidad humana. Sólo deja amigos y representó al Real Mallorca de forma impecable», concluye Alemany.