El Real Mallorca presume de un beneficioso contrato con Prisa TV, pero el convenio podría acabar por salirle caro a los responsables del cambio de operador. Mediapro, con quien tenía compromiso la SAD balear hasta este verano, le reclama ahora la devolución de 3'8 millones de euros que le adelantó meses atrás y, además, prevé demandar a los consejeros que votaron a favor de la ruptura unilateral del contrato con el grupo de comunicación.
Mediapro fue requerida por los gestores del Real Mallorca para disponer de un anticipo del contrato televisivo de la temporada 2012-13 con el objetivo de hacer frente al primer pago del convenio de acreedores y para satisfacer las nóminas de la plantilla bermellona. La empresa catalana accedió al adelanto de 3'8 millones de euros que le solicitó el Mallorca y le lanzó un salvavidas en un momento delicado.
La SAD balear cumplió con sus compromisos gracias al anticipo de Mediapro, pero el pasado mes de agosto el Real Mallorca decidió firmar un nuevo contrato televisivo con Prisa TV. Así las cosas, Mediapro veía como quedaban en el aire los 3,8 millones que le había adelantado al Mallorca de su convenio para un curso 2012-13 en el que los rojillos ya han empezado a operar con la estructura conocida anteriormente como Sogecable.
Roures
La empresa catalana que comanda Jaume Roures ha concedido de plazo hasta la próxima semana para que el Real Mallorca devuelva los 3,8 millones que le adelantó y, según ha podido saber este periódico, tiene previsto emprender acciones legales si el dinero no se restituye. El grupo de comunicación catalán estudia presentar una demanda por estafa y apropiación indebida a los consejeros que votaron a favor de romper el contrato en la reunión del pasado 16 de agosto.
Jaume Roures dejó claro que «la justicia dirá quien tiene la razón» en una entrevista en el programa «El partido de las 12» de la Cope. «Claro que voy a seguir adelante con las demandas, soy de los que intentan que la gente cumpla el contrato por las dos partes», dijo.
Roures dijo que se mantendrán diez horarios en Primera para no «solapar» partidos y se apoyó en el hecho de que los datos de afluencia en los estadios no ha variado en las últimas tres temporada para defender unas franjas de programación que han suscitado las quejas tanto de aficionados como de técnicos y jugadores.