El Mallorca le abrió ayer la puerta de salida a Erik Larsen y, en cierta medida... a Michael Laudrup. El enésimo capítulo de la guerra entre el máximo accionista y el cuerpo técnico se redactó anoche con el despido «disciplinario» por una «falta muy grave» del segundo y mano derecha del entrenador del Real Mallorca, una circunstancia que deja al técnico danés en una situación muy delicada, acorralado en un callejón sin salida.
El consejo de administración decidió, por unanimidad y tras más de cinco horas de reunión, destituir al ayudante de Laudrup por unas incendiarias declaraciones, publicadas ayer en la prensa danesa, en las que calificaba a Llorenç Serra Ferrer como una «mala persona» y un dirigente que está «incapacitado para dirigir al club».
El despido de Larsen se antoja como la gota que colmará el vaso de Laudrup. De hecho, por las entrañas de la planta noble sospechan que el entrenador danés presentará la dimisión en las próximas horas. Previsiblemente durante la jornada de hoy. El equipo está citado para entrenar en la Ciudad Deportiva a partir de las 10.30 horas, aunque para aislar al grupo de toda la expectación mediática, será a puerta cerrada.
También su representante, el turco Bayram Tutumlu, apostó por la intriga, aunque habló entre líneas: «Michael es una persona muy inteligente. El mejor que nadie sabe lo que quiere y seguro que mañana (por hoy) todos veréis su reacción. Es una persona tranquila que no suele tomar decisiones en caliente, las toma en frío», señaló anoche a este periódico.
Desde la caseta también se oyen voces que invitan a pensar en el capítulo final de Laudrup. «No veo a Michael sin Erik», apuntan desde el vestuario. Y es que Larsen, con sus explosivas declaraciones, ha empujado a su jefe al borde del abismo y casi nadie da por hecha su permanencia en el club sin su brazo derecho y principal hombre de confianza, que le ha acompañado prácticamente desde que inició su carrera en los banquillos.
El presidente del club, Jaume Cladera, que compareció ante un enjambre de periodistas -una treintena de informadores- minutos antes de las diez de la noche, señaló que las declaraciones de Larsen no pueden «pasar por alto» y también explicó que habían intentado ponerse en contacto telefónico tanto con Laudrup como con su ayudante sin conseguirlo.
Aunque el triunfo ante la Real Sociedad parecía haber suturado la herida abierta entre el vicepresidente deportivo y el técnico, el torpedo lanzado ayer por el ayudante acabó por abrir de nuevo la hemorragia. Las consecuencias de la onda expansiva podrían sentirse durante la jornada de hoy. Solo Laudrup sabe qué decisión tomará hoy, aunque parece que seguirá el camino de Erik Larsen...