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Reacción y venganza

Los jugadores del RCD Mallorca celebran el gol conseguido por el defensa Iván Ramis (3d) ante el UD Almería. | Montserrat T. Diez

| Iberostar Estadi, Palma |

Mallorca 4 - 1 Almería

Mallorca: Aouate; Cendrós, Nunes, Ramis, Kevin; Nsue, Martí (Joao Víctor, min. 11), De Guzmán, Pereira; Víctor (Castro, min. 78) y Webó.

Almería: Alves; Michel, García, Acasiete, Jakobsen (Ulloa, min. 46); Fabián Vargas (Corona, 60), Juanma Ortíz, Crusat (Goitom, min. 79), M'Bami; Piatti y Uche.

Goles: 1-0, min. 12: Iván Ramis, de cabeza, tras el rebote de una falta directa; 2-0, min. 36: Víctor, tras una asistencia de Joao Víctor; 2-1, min. 65: Crusat marca con disparo pegado al palo izquierdo de Aouate; 3-1, min. 66: Nsue culmina un contragolpe balear conducido por Webó; 4-1, min. 89: Pereira, de remate fuerte y ajustado.

Àrbitro: Mateu Lahoz (comité valenciano). Amonestó a Jakobsen, Pereira, Joao Víctor.


Si algo empieza a distinguir al Mallorca de Michael Laudrup es su capacidad para reciclarse. Para pasar del bochorno de la Copa, a renovar su orgullo en la Liga. En apenas unos días de reflexión, el cuadro balear ha logrado soterrar una de sus actuaciones más vergonzosas para sobrevolar otra vez sobre el cielo del campeonato, para golpear con los nudillos las puertas de Europa. Y todo ello, en el mismo escenario del sonrojo y ante el mismo enemigo. Los bermellones, vestidos de nuevo con el traje de los domingos, le dieron la vuelta al calcetín para amarrar otro triunfo reparador y echarle el candado a la primera vuelta en Son Moix con una tarjeta de presentación que no se aparta demasiado de la que redactó hace un año. Alejado de aquellas escenas esperpénticas que se vivieron el día de Reyes, los rojillos se agarraron esta vez al empuje de la cantera para minimizar a un Almería desfigurado y levantar el rostro (4-1).

Dudas iniciales

No era sencillo salir del laberinto en el que andaba perdido el Mallorca desde el pasado jueves. Sobre todo, después de encontrarse con un prólogo que recordaba bastante al del segundo asalto de la eliminatoria copera. Sin embargo, a Piatti le falló esta vez el revólver y el Mallorca, sin esa presión sobre los hombros, se sacudió el miedo y encendió los fogones para ponerse a cocinar el partido. Con alguna que otra dificultad añadida, eso sí, porque los planes iniciales de Laudrup se torcieron a los cuatro minutos después de que Martí se viera obligado a pedir el cambio por un problema en la rodilla

Superado ese otro trance y tras casi diez minutos de cortesía, el Mallorca dijo basta. Empujó hacia su área a la defensa andaluza e inició el tiroteo con un remate defectuoso de Webó que al menos sirvió para establecer una distancia que se agrandaría dos minutos más tarde. Los locales apuraron una falta a pocos metros de los límites del área y aunque entre Alves y el palo repelieron el tiro de De Guzman, el balón no escapó de la zona de peligro. Ramis, que circulaba por allí en busca de petróleo, hizo el resto con un suave y templado remate de cabeza (minuto 12).

Con el marcador de cara y las articulaciones libres de óxido, el Mallorca tenía el encuentro justo donde pretendía. El Almería, narcotizado, lo fiaba todo a la velocidad de Crusat y Piatti, pero los baleares habían crecido ya un par de tallas en defensa y se habían apoderado de la posesión y el control del juego. Casi todo lo interesante que sucedía, tenía lugar en la mitad del almeriense.

El Mallorca siguió a lo suyo y no dejó que pasara mucho tiempo antes de ensanchar la zanja. El ideólogo en esta ocasión fue Joao Victor, que le arrebató la cartera a Jakobsen en uno de los extremos del campo para mandarla al epicentro del área. Allí apareció Víctor para abrir otra vez el grifo y mandar a la lona a la escuadra de Oltra.

Justo a la vuelta del descanso, De Guzman no cuajó la sentencia y el paisaje se oscureció con un buen tanto de Crusat. Daba la sensación de que volverían a desfilar por Son Moix algunos fantasmas cercanos, pero realmente se pasó al extremo contrario. Una buena proyección de Webó, un detalle de crack de Víctor y el remate final de Nsue lo pusieron todo en su sitio, a la espera de que Pereira, ya con el final avanzando, certificase su enésima exhibición del ejercicio. Definitivamente, la crisis de diciembre es historia.

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