El Mallorca vuelve a alojarse en las plantas superiores de la Liga después de trece jornadas de acción. Dentro y fuera del campo. Archivado el primer tercio del ejercicio regular, Michael Laudrup ha preferido mantener a sus hombres siempre en movimiento y a falta de consolidar un once tipo prefiere ir adaptando su formación a las circunstancias de un determinado partido o de un adversario en concreto. Uno de los mejores ejemplos de ese ajetreo que ha impuesto el danés es Pau Cendrós, que desde que volvió al club el pasado verano anda subido a una montaña rusa. Empezó brillando como titular, desapareció unas jornadas tras la irrupción de Ratinho y ahora parece que ha vuelto a afianzarse en la libreta del entrenador, que le ha devuelto la confianza en las últimas jornadas.
Cendrós lidera junto a Emilio Nsue y Martí Crespí el grupo de futbolistas del vestuario que más kilómetros han tenido que amontonar lejos de Mallorca para ganarse una plaza en Son Moix. Pese a trabajar con Manzano en un stage de pretemporada en Kössen, nunca tuvo la oportunidad de tomar la alternativa con el entrenador de Bailén y tuvo que marcharse cedido, primero a Segunda B (Benidorm) y después a Segunda (Tenerife y Levante), antes de dar el salto a la máxima categoría. Al margen de sus méritos deportivos también le ayudó el nuevo modelo deportivo y económico de la entidad. La marcha de Josemi y Mattioni le dejó como inquilino único del lateral derecho y en su bautismo secó al mismísimo Cristiano Ronaldo para enlazar después otras dos actuaciones como titular ante el Sporting en El Molinón y ante el Osasuna en el Iberostar Estadio. En cualquier caso, su montaña rusa particular estaba a punto de iniciar el primer descenso. Siguió incrustado en el once durante el desembarco en San Mamés, pero la llegada de tránsfer internacional de los brasileños Ratinho y Joao Victor le mandó por primera vez al banco. Fueron los momentos más duros, ya que Laudrup ni siquiera le alineó contra el Sporting en el partido de ida de la Copa del Rey.
Estado de ánimo
El estado de ánimo de Cendrós, que se distingue por ser uno de los futbolistas más extrovertidos del grupo, no decayó y encontró una nueva oportunidad saliendo desde el banquillo contra el Levante. Un error de Ratinho en Mestalla y los aprietos en los que el conjunto granota puso al Mallorca le permitieron recuperar terreno y desde entonces apenas se ha movido de su sitio. Cerró la eliminatoria de Copa, jugó en Zaragoza y Sevilla y repitió contra el Málaga. Michael Laudrup, que argumenta sus cambios en función del enemigo que hay delante, parece que vuelve a tenerlo más presente que nunca en sus planes.
La montaña rusa de Cendrós
Carlos Román | Palma |