Diecisiete años después de su traumática salida, Llorenç Serra Ferrer (Sa Pobla, 1953) regresa al Mallorca. Lo hace por la puerta grande, repartiendo saludos y como cabeza de visible de un puñado de empresarios, en su mayoría mallorquines, que se adentran en la aventura para rescatar al club balear de «una situación límite». Al filo de las siete de la tarde, después de meses de intensas negociaciones, Mateu Alemany y Serra Ferrer comparecieron públicamente -por primera vez desde que coincidieran por los pasillos del Sitjar a finales de la década de los 80- para anunciar la venta del Mallorca al grupo representado por el técnico pobler, que ejecuta la opción de compra firmada el pasado 4 de junio que fue desvelada la semana pasada por Ultima Hora.
Serra no ofreció demasiados detalles sobre la compra, que se cerrará por una cifra que ronda los 2 millones de euros -el dinero que ha invertido Alemany en la entidad- ni desveló la identidad de sus compañeros de viaje, ni del futuro entrenador; dos incógnitas que deben despejarse durante esta misma semana.
En cuanto al abogado andritxol, éste permanecerá en el club como máximo responsable en la gestión del concurso de acreedores -además de negociar el Expediente de Regulación de Empleo que afectará a los empleados y altos ejecutivos de la entidad- aunque desaparece de la primera línea mediática para no regresar «nunca más».
Una de las prioridades del pobler pasa por «sanear al club» aplicando una filosofía «de humildad sin renunciar a la ambición» y entre sus objetivos destaca extender los tentáculos del mallorquinismo por toda la Part Forana y Balears. «El nuevo entrenador debe integrarse en nuestra cultura y adaptarse a los nuevos tiempos».
En este nuevo proyecto, obviamente, no hay papel para ningún integrante de la actual dirección deportiva que dirige Fernando Pons Niza. «Yo también me fui y me busqué la vida. El club está por encima de las personas y no podemos entrar en egoísmos. Y si alguien no lo quiere ver así, es su problema».
A la marcha de Nando Pons se sumarán las bajas de Marcos Martín de la Fuente -Pep Alomar, se perfila como el nuevo hombre fuerte de la Ciudad Deportiva-, Paco Navarrete y el resto de miembros de la secretaría técnica.
Durante la comparecencia de prensa, que se prolongó por espacio de 45 minutos, Serra recalcó la valentía de su grupo a la hora de asumir el reto. «La situación es muy, muy difícil, pero lo afrontamos con ilusión, prudencia y humildad».
El técnico pidió «un poco de paciencia» para conocer a los futuros miembros del consejo de administración y de la parcela técnica, aunque dejó claro que al regreso de la plantilla de las vacaciones (el próximo lunes día 5 de julio) el Mallorca tendrá un nuevo entrenador.
Serra alabó y agradeció la tolerencia de Mateu Alemany durante estos últimos meses y también dejó claro que ningún mallorquinista tiene las puertas cerradas: «Es un punto y seguido; no un punto y aparte. Mateo nos puede ayudar en esta transición y él sabe que puede volver al Mallorca cuando quiera».
En cuanto a la cuantía de la venta, Serra fue conciso: «Un club no se cuantifica porque hay un sentimiento detrás que no se puede comprar. Es cierto que las dificultades económicas son enormes y por ellos debemos cohesionar bien la entidad. Si, por poner un ejemplo, teníamos un presupuesto de 45 millones y ahora tiene que ser de 28, pues nos adaptaremos porque estamos intervenidos».
Por su parte, Mateu Alemany recordó la figura de Pere Terrassa («clave para que estemos hoy sentados aquí») y alabó a la nueva propiedad: «Hoy se cierra la crisis. Estoy orgulloso de haber llegado a puerto, con el barco dañado, pero ha llegado. Estaba obligado a deshacerme de este paquete accionarial y afortunadamente apareció Serra Ferrer. Seguiré en segunda línea, pero no volveré a liderar al Mallorca. Este año y medio ha sido duro. Muy duro...».