El Mallorca ha bajado la persiana de la primera vuelta con una sonrisa dibujada en el rostro. Los baleares, que en diecinueve jornadas no han sacado los pies de la zona europea, han rebasado el ecuador de la temporada con los deberes prácticamente acabados y podrán invertir la segunda mitad del torneo en perseguir otras metas muy superiores. Con la permanencia virtual a tiro de piedra (ocho puntos permitirían blindarla), ha llegado el momento de mirar hacia arriba para cambiar la dinámica de un club empeñado en hacer historia a pesar de su delicado estado de salud.
El álbum del primer acto del curso está repleto de imágenes de alegría. La mayoría de ellas han sido tomadas en casa, donde el Mallorca ha saldado con una victoria todas sus actuaciones para certificar un récord histórico que todavía no conoce límites. Xerez (2-0), Tenerife (4-0), Valladolid (3-0), Getafe (3-1), Racing (1-0), Almería (3-1), Zaragoza (4-1), Athletic (2-0) y Deportivo (2-0) han sufrido en primera persona la pegada del ejército de Manzano en su cuartel general y han establecido una marca histórica que podría ampliarse el próximo 7 de febrero a costa del Villarreal.
Lejos del ONO Estadi también se han redactado buenas noticias. La primera de ellas sobre la arena del Vicente Calderón, el pasado 24 de octubre. Esa tarde, el arbitraje de Muñiz Fernández condenó al equipo balear con dos penaltis en contra y dos expulsiones (Josemi y Ramis) que obligaron a los isleños a jugar cuarenta minutos en inferioridad. Pese a todo, el equipo extrajo toda la rabia que guardaba en su interior y arañó un empate en el tiempo añadido que desquició a la afición atlética. Antes de eso, los bermellones firmaron otra igualada de mérito en la piscina de El Madrigal y repitieron meses después en Mestalla. El denominador común en todos los casos fueron los tantos de Borja, que completó su póker particular el pasado domingo en Cornellà. Sin embargo, la función más recordada del grupo como visitante es la del 13 de diciembre en Pamplona. El Mallorca liquidó a Osasuna con un golazo de Castro y atrapó la primera victoria de su historia en el Reyno de Navarra como conjunto de Primera.
En el apartado de aspectos positivos tampoco hay que olvidar que la escuadra rojilla ha repartido muy bien el peso ofensivo (hasta once jugadores de la plantilla han marcado algún gol) y que ha sabido defender con mucha solvencia su puerta, sobre todo en Palma. El Mallorca, con sólo tres tantos recibidos en su estadio, es el menos goleado del campeonato doméstico como local.
Por si fuera poco, Sergi Enrich le puso la guinda al pastel ante el Espanyol. Otros canteranos, como Alberto López y Nauzet ya habían sido citados por el técnico a lo largo de la Liga, pero ninguno llegó a jugar. Sin embargo, el menorquín disputó 23 minutos en la nueva residencia del Espanyol y le indicó el camino a sus compañeros de las categorías inferiores.
En cualquier caso, también sigue habiendo aspectos que mejorar en la vida mallorquinista. En ese sentido, los focos apuntan a las enormes diferencias que hay entre el once tipo y algunos de los miembros del banquillo. Futbolistas como Fernando Varela, Paulo César Pezzolano o Alhassane Keita no han respondido a las expectativas cuando se les ha necesitado y han provocado incluso que el plantel bajara alarmantemente de nivel en algunos tramos del torneo. Las lesiones y la falta de regularidad a domicilio también figuran en esa carpeta a eliminar.