«Si no encontramos un comprador, tendremos que rehacer este proyecto. Eso está clarísimo». Mateu Alemany no esconde la realidad. El propietario del Real Mallorca reconoció ayer en el programa deportivo de IB3 Radio «A Contracop», que dirige Jaume Ginard, la delicada situación económica de una entidad que parece caminar sin remisión rumbo al concurso de acreedores. Precisamente evitar esta circunstancia es el gran reto al que se presenta Alemany en esta primera mitad del año.
El actual consejero delegado de la SAD balear analizó su año de mandato, que cumplió ayer: «No sé si ha transcurrido con rapidez o no, pero es indudable que han surgido cosas extrañas durante estos últimos doce meses. En 2005 decidí que ya había dado todo por este club, porque estaba convencido de que lo mejor era dar paso a otras personas, pero hubo circunstancias excepcionales que provocaron mi regreso. De todas formas, al margen de los 90 días de la familia Martí Mingarro, el resto es extraordinario».
El propietario no olvida aquel 7 de agosto cuando decidió traspasar las acciones a la familia Martí Mingarro: «Después del éxito de gestión y económico que supuso la pasada temporada, pensé que la venta sería lo mejor cuando, desgraciadamente, fue todo lo contrario: ese día comenzaron todos los problemas. Después de buscar diversos compradores, resulta que éste nos engañó. Nos prometieron unas cosas y resulta que hicieron todo lo contrario. La suerte es que se fue y volvemos a estar aquí».
Para realizar un balance, Alemany considera que no se puede distinguir entre la parcela deportiva e institucional porque «todo va unido» y en cuanto al futuro de la sociedad, el gestor andritxol lo tiene claro: «La situación financiera es muy difícil. ¿Si no aparece ningún comprador? Tengo claro el perfil de lo que me gustaría que fuera el futuro dueño de la entidad. Hay que ver si encontramos ese comprador ideal, que no es fácil en este mundo del fútbol. Si no aparece, continuaremos nosotros porque no puedo ceder esta responsabilidad a alguien que no me ofrezca todas las garantías. El nivel de angustia que me produjo la etapa de la familia Martí Mingarro fue enorme. Esta situación es antinatural porque yo no cumplo el perfil, sobre todo de capaciudad patrimonial que debería tener un propietario de un club de fútbol».