El Mallorca se vuelve a ir de copas. El equipo rojillo, confirmado ya como la sorpresa más agradable de la temporada en la Liga, detendrá durante unas horas su espectacular trayecto por el torneo regular para recuperar el pulso en la competición en la que se siente más cómodo. La escuadra que dirige Gregorio Manzano, a la que el bombo obsequió con un cruce aparentemente favorable, abrirá esta tarde la puerta de los octavos de final ante un Rayo ansioso por cobrarse otra víctima de peso. Lo hará, además, en un escenario que evoca algunas de las imágenes más emotivas de su biografía, ya que fue precisamente en Vallecas donde el club balear empezó a redactar las páginas más brillantes de su historia (Estadio Teresa Rivero, PPV, 20.00 horas).
Aterriza el Mallorca en Madrid para sumergirse en uno de los tramos más peliagudos de la campaña. Los isleños, que se desplazarán hoy mismo a la capital, permanecerán concentrados allí durante los cuatro próximos días, en los que afrontarán dos partidos fundamentales para seguir emitiendo buenas vibraciones. El primero de ellos le medirá a un histórico instalado ahora en la segunda planta del fútbol español. El Rayo, que de la mano de Pepe Mel aspira a recuperar la grandeza de la que presumió hasta hace unos años, es uno de los conjuntos más sólidos de Segunda y aunque su gran objetivo es regresar cuanto antes a la cima, tampoco va a renunciar de momento al caramelo copero. Y tras dejar en la cuneta a Real Sociedad, Córdoba y Athletic, ha situado al Mallorca en su punto de mira.
En el ejército bermellón, Manzano lleva unos días trabajando para apagar la euforia que envuelve al vestuario. La victoria del domingo ante el Athletic, además de completar los mejores números del club a estas alturas del curso, sirvió para que el equipo acampara en territorio Champions y forrara su confianza. Sin embargo, el técnico jienense no está dispuesto a que el grupo se relaje y ya advirtió en su última comparecencia que lo más importante ahora es «bajar de la nube». Sabe el andaluz que el Mallorca está ante otra oportunidad única para volver a tocar el cielo y no quiere estropearla con una mala gestión de la autoestima.
Manzano no anunciará hasta hoy la convocatoria definitiva, pero viaja a Madrid con toda su artillería. Los únicos que se mantendrán al margen de la doble batalla de estos días son Pierre Webó, concentrado con Camerún para participar en la Copa Àfrica, y Óscar Díaz, que no entra en los planes del entrenador.
En cualquier caso, lo más probable es que el Mallorca irrumpa esta tarde sobre el tapete del Teresa Rivero con un aspecto radicalmente opuesto al que presentó el pasado fin de semana y que cobren protagonismo los jugadores que hasta ahora han tenido menos participación en la rutina competitiva. Es el caso de tipos como Lux, Corrales, Keita, Pezzolano o Bruno China, que ya tuvieron su oportunidad en la confrontación de dieciseisavos ante el Valladolid. Teniendo en cuenta que al equipo le esperan unas semanas frenéticas (de aquí a final de mes podría disputar hasta siete encuentros más), lo más lógico sería que los isleños se apoyaran en su segunda unidad para evitar una fatiga excesiva y repartir mejor los minutos entre todos los miembros de la caseta.
El Rayo, por su parte, tampoco es partidario de descuidar la liga, aunque le atrae especialmente la posibilidad de seguir llamando la atención en la Copa, tal y como demostró en su anterior compromiso. Acabó entonces con el actual subcampeón del torneo (Athletic) gracias a los dividendos que sumó en el partido de Vallecas (2-0) y lanzó un aviso para navegantes.
El equipo de Pepe Mel, que se ejercitará hoy por última vez antes del encuentro, arrastra algunas bajas significativas, como las del ariete David Aganzo, con gripe, Sergio Pelegrín, Edu Albacar o Manuel Tena. Los vallecanos, que son los segundos que más golean en la categoría de plata, no están dispuestos a entregarse antes de tiempo.