Con la diosa Cibeles mirando y otra segunda posición de La Vuelta en la mochila, Enric Mas Nicolau (Artà, 1995) volvió a sonreír. Después de unos meses muy duros, el ciclista mallorquín subió por tercera vez a un podio de la gran ronda española, que en esta ocasión se mantuvo abierto hasta la penúltima etapa. Por delante de Juan Ayuso y solo por detrás del belga Remco Evenepoel, el corredor del Movistar enterró los malos momentos del Tour y se reconcilió con una afición que le ha convencido para repetir en 2023..
«La sensación es muy buena», explicaba Mas justo después de bajar del podio, oliendo a champán y con una enorme sonrisa dibujada en el rostro. «Volvemos a estar en la segunda posición en Madrid y después de lo que hemos pasado los últimos meses estoy súper contento. Quiero darle las gracias a todos otra vez porque no ha sido nada fácil», reflexionaba acerca de su tercera vez sobre el cajón de los elegidos. «Esta es especial porque los últimos meses de la temporada habían sido complicados para mí, para el equipo y para la familia. Detrás hay mucho trabajo», apuntaba el de Artà.
A la hora de analizar sus mejores resultados en La Vuelta, Mas no quiere hacer demasiadas distinciones, aunque admite que el último tiene algo de diferente. «Los tres han sido difíciles, es una mezcla de todo. Viniendo de donde venimos, cada uno de ellos es especial. Este no lo es más que el resto, pero sí distinto por lo que he pasado mal últimamente. Ahora vamos a seguir trabajando ahí dónde he fallado hasta ahora, porque tenemos bastante camino por recorrer. El equipo confía mucho en mí y quiere resultados. Este año, debido a las caídas, no los había tenido y esto es importante para todo el Movistar. Todavía no he visto a Eusebio (Unzúe) pero todo serán palabras positivas. Me da mucha tranquilidad», refirió sobre el mánager general de la escuadra telefónica, que gracias a sus puntos ha dado un paso al frente en la carrera por seguir en el World Tour, uno de los grandes retos del equipo en esta temporada 2022.
A Mas no le importa reconocer que el último Tour de Francia le dejó secuelas. «Venía tocado. He pasado meses muy malos y gracias a mucha gente hemos salido adelante». A su vez, reconoce que sigue trabajando para controlar el problema de los descensos. «Hay que seguir mejorando, pero hemos dado un gran paso», confiesa el triple subcampeón de La Vuelta a España, que tras el segundo puesto logrado en 2018 y 2021, volvió a escalar a ese peldaño este año, aunque ahora en compañía del belga Remco Evenepoel (ganador) y el también español Juan Ayuso (tercero).
De momento, Enric Mas quiere saborear el segundo puesto sin descuidar que el año que viene ya tiene una cita fija en su agenda. «Hay que esperar valorar, sacar datos y poco a poco veremos calendarios. ¿Volver a La Vuelta? Este año he notado el cariño de la gente más que nunca así que habrá que repetir», proseguía en su comparecencia ante los medios una vez acabada la ceremonia de premiación, anoche, en Cibeles.
A Enric Mas tuvo el lujo de abrochar La Vuelta cruzando la meta de Madrid de la mano de Alejandro Valverde, que se despedía de la carrera con un palmarés trufado de victorias y buenos momentos. «Convivir con él estos días ha sido muy tranquilo, aunque al final sí que se ha ido notando más la emoción. Al principio era como una Vuelta normal. Es muy profesional y cuando no llegaba bien estaba algo más enfadado pero si le salían las cosas, estaba encantadísimo», refería sobre el murciano el balear. «Ahora, dentro del camión, le hemos visto sacar alguna lágrima, pero es normal después de tanto tiempo dedicado a este deporte y a este nivel. Solo le puedo dar la enhorabuena. Nos hemos apretado la mano muy fuerte tras cruzar la meta porque era un momento muy especial. Me siento muy orgulloso de haber entrado con él en un día así», aseguraba el jefe de filas del Movistar Team, acompañado en la armada balear por el ‘saliner' Lluís Mas.