Han sido unas semanas intensas para Enric Mas Nicolau (Artà, 1995), que tras estrenarse en el Tour de Francia y firmar una gran primera semana -llegó a ser cuarto en la general y mejor joven-, ha hecho oficial su fichaje por el Movistar Team. Será hasta 2022 y tras poner fin a tres campañas en el Deceuninck-Quick Step. Ahora, centra sus miras en el Mundial y en preparar un 2020 plagado de alicientes: París y Tokio le motivan.
Tras vivirlo y conocerlo en primera persona, ¿cómo definiría lo que es un Tour de Francia?
— Es una carrera única, a la que todos llegan a tope. No ves a nadie que venga de rebote ni a pasearse. Y de la que he aprendido mucho, pero también he disfrutado. Y espero que todo eso que me ha enseñado me sirva para el futuro.
¿Qué es lo que la hace diferente del resto del calendario?
— Todo... Hay mucha gente, ves que no hay un metro libre en las cunetas. Se va un poco más rápido y la repercusión mediática y lo que mueve está por encima del resto. Es un espectáculo, algo único en este deporte.
¿Ha sido la oportunidad para acumular información, sensaciones y experiencias?
— Ha sido como ir a la universidad. Tuvimos la suerte de que Julian (Alaphilippe) llevó el maillot amarillo durante dos tercios de la carrera. Y aprendí que, en el equipo, es algo bonito llevarlo, pero también lleva consigo un gran estrés. No puedes acabar, meterte en el bus, llegar al hotel y ducharte. Hay compromisos y eso también lo hemos vivido. Ese maillot pesa, pero todo ha sumado.
¿Volverá para pelear por cosas importantes como la clasificación general?
— Sí. El año que viene creo que podremos ir para hacer un buen puesto en la general. Después de lo que hemos experimentado este año, de ver cómo es, cómo funciona, ya sabré la manera de enfocarlo. Queda casi un año, pero 2020 será importante. Hay Juegos Olímpicos, apenas una semana después del Tour, y un Mundial duro.
¿Qué se siente subiendo al podio como mejor joven?
— Ahí soñamos todos un poco, pero la realidad es que vino el Tourmalet y allí tuve un mal día. Al siguiente también... Pero son experiencias que uno va sumando y subir al podio fue algo bonito, por el hecho de vestir el maillot blanco del Tour, al menos por un día. Tengo un año más para intentar conseguirlo y lo pelearemos.
¿Exactamente, qué le pasó en esa subida al Tourmalet?
— Pensamos que pagamos un poco la crono. No sé si fue falta de experiencia, pero ese día y el siguiente lo pasamos mal. Y, además, los que iban a por la general apretaron fuerte y eso se notó en el ritmo de carrera.
¿Cómo valora la victoria final de un joven como Egan Bernal?
— Ha sido justo ganador. En tres semanas, no hay discusión. Ya venía de Suiza, donde mostró tener buenas piernas.
Una lástima que le se escapara el amarillo a su compañero Alaphilippe tan cerca de París...
— Aquel día fue todo muy raro, porque pararon la etapa. Yo llegué al coche, él estaba dentro y nos abrazamos. Pero enseguida intentamos pasar página. Después de tantos días de amarillo, sabíamos que podía ocurrir y no tiramos la toalla, pues intentamos defender el podio. Al final fue quinto, pero esa posición, ganando dos etapas y siendo maillot amarillo tantos días, lo firmarían muchos.
Finalmente se desveló su futuro. Movistar Team y hasta 2022. ¿Por qué ha elegido a la estructura de Eusebio Unzué?
— Un poco por todo. Creo que no se abrieron mucho las puertas en otros equipos. Habíamos hablado bastante (con Movistar) y Toni (Colom), que tiene experiencia con ellos, me hizo ver la seguridad que me dará ese equipo, lo que se puede aprender allí y que con Eusebio (Unzué) no me va a faltar de nada. Todas las referencias son muy buenas y podré seguir evolucionando en una estructura importante. También, hace cuatro años que tengo que hablar inglés en las carreras o las concentraciones. Vives la temporada y todo lo del equipo de manera diferente. Por ejemplo, a la hora de intercambiar opiniones de carrera, te puede costar más hacerlo como realmente quieres. El Movistar es un aval por su trayectoria. Es un buen equipo para seguir creciendo.
¿Asume la presión de que ya le coloquen como jefe de filas para las carreras de tres semanas?
— En primer lugar, tengo que llegar al equipo, integrarme bien al grupo. Después, ya hablaremos de las carreras, de hacerlo bien e intentar ganar. Ahora viene un tramo final de temporada que será la antesala de un invierno que será duro por el trabajo que nos espera para preparar bien el 2020.
No le veremos en La Vuelta defendiendo su segunda plaza.
— Ya dije que, con 24 años, no tenía pensado hacer dos carreras de tres semanas en una misma temporada. Ahora queda el Mundial, por ejemplo. Sabemos que no es tan duro como en 2018, pero siempre es un orgullo participar con la selección y ahí España va para ganar.
¿Y antes, qué agenda tiene?
— Ahora tengo Tour de Alemania, iremos a Canadá a correr Quebec y Montreal y, después, espero que el Mundial y acabaríamos en Lombardía.
¿Qué le parece la eclosión de Remco Evenepoel?
— Tiene un gran futuro y lo está haciendo de maravilla. Es algo espectacular lo que está haciendo y sus resultados están ahí.
Pase lo que pase, siempre tendrá palabras de agradecimiento para el Deceuninck-Quick Step...
— Ellos me dieron la oportunidad cuando pasé a Continental, con Patrick (Lefevere), y siempre les estaré agradecidos por apostar entonces por mí.