La reunión de trabajo mantenida hoy en Nueva York entre los dueños de los equipos y el sindicato de jugadores concluyó sin haber logrado ningún avance en las negociaciones de un nuevo convenio y con la amenaza que si no hay un acuerdo en los próximos días la temporada regular no podrá comenzar.
El encargado de hablar sobre lo sucedido en la reunión celebrada en Nueva York fue el vicecomisionado de la NBA, Adam Silver, que admitió que no se había logrado ningún avance ni hubo predisposición para que eso sucediese.
«La reunión de hoy en realidad fue más de cara a preparar la de mañana, martes, en la que estarán al completo los grupos de trabajo por ambas partes, que incluye el comité de relaciones laborales con 10 propietarios de equipos, el director ejecutivo del sindicato de jugadores, Billy Hunter, un grupo importante de estos», explicó Silver.
Aunque, las partes aseguran que se han hecho avances, los mismos no son significativos ni importantes para acercarse a un consenso en la búsqueda de la firma de un nuevo convenio colectivo.
«Siempre que nos reunimos pensamos que es algo productivo porque nos permite clarificar a un más los puntos que todavía separan a las partes», argumentó Silver.
Por su parte, Hunter asume que si se llega a un acuerdo a mediados de esta semana todavía se podría salvar el inicio de la temporada regular el próximo 1 de noviembre, el grave problema es que ninguna de las partes ofrecen los cambios que serán necesarios para acercar posiciones.
«Cada parte entiende perfectamente lo que sucede en estos momentos y lo que esta en juego», destacó Silver, siguiendo la misma línea que el comisionado de la NBA, David Stern, que también acudió a la reunión de hoy.
Silver reiteró que lo único que podían decir de nuevo es que el tiempo se agota y estaban ya muy cerca de dar la orden de cancelación de los primeros partidos de la temporada regular.
Junto a Stern, Silver y Hunter, en la reunión de hoy también asistieron el presidente del sindicato de jugadores, el base Derek Fisher, de Los Àngeles Lakers, el alero Paul Pierce, de los Celtics de Boston, y el dueño de los Timberwolves de Minnesota Glen Taylor.
«Estamos preocupados por el calendario y sabemos que nuestras espaldas están contra la pared en cuanto a los partidos de la temporada regular y las consecuencias que se pueden generar», declaró Fisher. «Pero también debemos ser respetuosos con el proceso y no precipitarnos».
Fisher dijo que en juego estaban muchas cosas con demasiadas ramificaciones, como corresponde a un gran acuerdo que estará en vigor muchos años.
Eso es lo mismo que les han pedido por carta a los jugadores seis de los agentes más importantes que llevan sus intereses, al indicarles que no acepten nada hasta que no esté bien estudiado porque lo que ofrecen hasta ahora los dueños les perjudica por completo.
La reunión del martes marca el nuevo punto de partida en el conflicto laboral que ya dura desde el pasado 1 de julio y que ha obligado a cancelar los campos de entrenamiento que tendrían que haber comenzado hoy, así como 43 partidos amistosos de la pretemporada.
«Si la reunión de mañana dura poco tiempo es mala señal, pero si se alarga, entonces podemos decir que no es algo negativo», anticipó Stern. «El corazón de cada uno debe hablar en la reunión y ojalá que mañana sobre la mesa de negociación haya muchos para que sea una jornada positiva».
La gran interrogante que surge en como en unas horas van a cambiar de posición todas las partes si hasta ahora han sido incapaces no sólo de llegar a un acuerdo, sino de acercar posiciones en los asuntos más conflictivos que se debaten en el nuevo convenio colectivo.
Además, si se diese, nadie entendería cual ha sido la finalidad de permanecer más de tres meses con un cierre patronal y haber estado más de dos años en conversaciones para decidir un convenio en cuestión de horas y contra reloj.
Los agentes más poderosos que controlan el mercado de los jugadores de la NBA reiteran en su carta a sus clientes que los dueños y la liga no han negociado con limpieza desde el comienzo, poniendo como excusa las pérdidas económicas cuando en realidad han tenido más ingresos que nunca y obtenido más dinero por derechos de televisión