La primera vez que se sentó en un banquillo, el Real Mallorca todavía no era una SAD, solo unos privilegiados conocían la existencia de Internet, el Barça aún no había conquistado la Copa de Europa, Ghost arrasaba en las salas de cine y Hombres G, en los tocadiscos. El pasado domingo, más de dos décadas después, Nico López (Palma, 1965) celebró su partido número ¡600! como entrenador en Tercera División... Toda una vida sentado ahí abajo.
Este registro no le ha cambiado sus hábitos. «Aquí no somos como los profesionales», bromea antes de atender a este periódico después del entrenamiento vespertino del Constancia. «Si esta cifra sirve para que se hable un poco más de la Tercera, perfecto; porque la verdad es que en los últimos años estamos un poco olvidados».
Nico López debutó en el banquillo del Poblense en 1990, con apenas 25 años, después de haber sido segundo de Tolo Vich en aquel Mallorca Atlético de los Samper, Chichi Soler o Vidal.
Las diferencias, 21 años después, son abismales: «Yo creo que la categoría ha cambiado a peor. El jugador aguanta menos. No está tan motivado ni comprometido. Se han acomodado. Antes, por ejemplo, los jóvenes les limpiaban las botas a los veteranos. Ahora ni siquiera ellos se las limpian...», apunta el técnico, que ha dirigido a Sóller (90-92), Poblense (92-96), Sóller (96-98), Constancia (98-01), Atlético Baleares (02-03), Montuïri (03-06), Poblense (07-09) y Constancia (09-?).
Cientos de futbolistas han pasado por su manos, recuerda «al 95% de los jugadores que he dirigido» y subraya a un par: «Por su profesionalidad y la forma de vivir el fútbol, destacó a Andrés Llistó -al que todavía tiene en sus filas-, Toni Hurtado y Miquel Bestard, actual entrenador del Collerense femenino».
Entre sus logros, destaca el campeonato de Tercera logrado con el Constancia, el ascenso del Sóller a la Segunda División B y sus ¡8 liguillas! de ascenso a la división de bronce. Pero sobre todo se queda con «el cariño de mucha gente, sobre todo del desaparecido Xisco Serra, el que fuera presidente del Poblense que ha sido el mejor directivo que he tenido».
Aunque tuvo ofertas de Grecia y de Segunda B, optó por priorizar su trabajo y su familia y quedarse aquí. ¿Su espina? «No haber entrenado al Manacor». Entre sus colegas, destaca a «Jaume Bauçà, los dos Pep Sansó, Tolo Darder, Tolo Vich y Pedro González».