Con el Dakar en su ecuador, los españoles Carlos Sainz, líder en autos, y Marc Coma, en motos, encaran el temido segundo tramo de la carrera con optimismo, pero también con extrema cautela.
La mayoría de competidores aprovecharon esta jornada de descanso frente el mar en Arica para cargar las pilas y poner a punto sus automóviles, aunque otros, los más atrasados, aún llegaban al campamento tras la durísima sexta etapa.
Para Carlos Sainz (Volkswagen) y Marc Coma (KTM), el Dakar 2011 ha ido sobre ruedas hasta el momento, aunque ambos saben que lo más difícil está aún por llegar.
«Estoy muy contento de la primera semana, llegar a la jornada de descanso líder era el objetivo», explicó Sainz, que puntualizó :"En todo caso, el rally empieza mañana».
El madrileño encabeza la clasificación general de coches con 2:42 de ventaja sobre el qatarí Nasser Al Attiyah (Volkswagen) y 14:51 sobre el francés Stéphane Peterhansel, distancias que, a su juicio, no son «absolutamente nada».
A pesar de que las dos últimas etapas han sido extremadamente exigentes para los pilotos, Sainz opina que lo más peliagudo llegará durante los próximos días, con una profunda incursión en el desierto de Atacama y el cruce de las dunas blancas de Fiambalá, en Argentina.
«A partir de ahora todas las etapas son decisivas, no hay etapas fáciles y en cualquier momento puede llegar la sorpresa. Un pequeño error mío o de navegación, o un pinchazo puede mandar al traste el rally», reflexionó Sainz.
El gran enemigo de Sainz en el Dakar, el qatarí Nasser Al Attiyah, se mantiene al acecho de su compañero de equipo para aprovechar el más mínimo error del madrileño.
«Estoy muy contento con mi papel hasta ahora», dijo hoy Al Attiyah, y dijo que es especialmente cauto en la conducción para evitar los inoportunos pinchazos, que en los últimos días se han cebado con Peterhansel.
El mismo mensaje de prudencia de Sainz es el que mantiene Marc Coma, líder de la carrera de motos con una cómoda renta de 8:48 sobre el francés Cyril Despres (KTM).
«El tema del liderato para mí no es importante. Está claro que cuánta más ventaja tengamos mejor, pero no me obsesiona», dijo el catalán.
Si la competición de coches ya se ha convertido en un baile con tres invitados, la de motos parece destinada a ser un mano a mano entre Coma y Despres, aunque él prefiere no descartar a nadie.
«No se puede descartar a nadie. En cualquier momento da un vuelco esto. Los cinco de adelante tienen opciones», indicó Coma.
De cara a las próximas jornadas, Coma alertó sobre la dureza de la novena etapa, con un bucle por la zona de Copiapó, donde el año pasado hubo una importante criba de pilotos.
«Lo veo todo muy duro», dijo Coma, que se mostró satisfecho con el rendimiento de la moto y de los neumáticos, que el año pasado le complicaron la vida.
Este domingo regresa el ruido de los motores con la séptima etapa, entre Arica y Antofagasta.
En un principio, ésta debía ser la especial más larga del rally, con 611 kilómetros para los coches y 631 para los vehículos de dos ruedas.
Sin embargo, los organizadores decidieron suprimir el segundo tramo cronometrado debido a la dificultad de las últimas jornadas, con lo que quedaron 273 kilómetros cronometrados para las motos y 252 para los coches.